Formas Temporales Del Pasado Del Indicativo

I. INTRODUCCIÓN

EL ESTATUTO DEL VERBO ESPAÑOL

El sistema verbal del español presenta ciertas funciónes de estructuración interna que evidencian que nos encontramos ante un paradigma de enorme atractivo y singularidad. De la visión que a continuación ofrecemos del mismo se desprende precisamente la configuración de un conjunto complejo de funciones internamente iteradas. Para llevar a cabo su estudio desde presupuestos pragmalingüísticos, partimos del postulado de que un paradigma perceptual <conexionista> es el más adecuado para penetrar en la microestructura categorial del verbo en español (peninsular y continental) y dar cuenta de una serie de propiedades generales, siempre pertrechados con herramientas conceptuales y metodológicas que, aunque puedan calificarse de preponderantemente conexionistas, se hallan muy alejadas, por un lado, del ingenuo asociacionismo clásico y por otro, de la teoría más puramente lineal y secuencial de la comunicación.

La relación entre el paradigma conexionista y la categoría verbo no es en ningún momento casual; esta categoría es especialmente propicia para ser abordada por medio de aquel, pues nos hallamos ante una estructura que se define por disponer en su interior de una red interconectada de formantes (tiempo, modo, aspecto, etc.) que poseen un determinado grado de activación general y un conjunto de líneas y fuerzas de conexión entre sí.

El paradigma <asociacionista>, relativamente novedoso, irrumpió a mediados de la decada de los ochenta con una fuerza ciertamente revolucionaria en el panorama general de la ciencia cognitiva. Estos modelos cifran su operatividad en la base de una interpretación de los procesos cognitivos a manera de esquemas complejos resultantes de multitud de actividades microcognltivas que sa dan en forma de intrincadas redes de unidades elementales. Estas unidades funcionan en paralelo, es decir, simultáneamente y de forma autosemejante. Se trata de concebir las categorías como micro-estructuras que desarollan en su interior un proceso de conexión iterativa de funciones. Para nuestro caso particular, sucede que las fuerzas y líneas de conxión existentes entre los formantes constitutivos del verbo forman ciertos patrones de conxión que determinan el estado de conocimiento previo de esta categoría.

Así las cosas. la idea básica que defendemos aquí es que el verbo se compone en español como una estructura interaccional en miniatura. Una estructura capacitada para <resolver> (en el sentido gestáltico del termino) por medio de su anclaje lingüístico, los problemas de nuestro entorno comunicativo más inmediato. Parece que le categoría verbo posee tres propiedades esenciales que, vinculadas, permiten que el proceso de comunicación se lleve a cebo en forme integra:

El verbo es funcionalmente competente en el emparejamiento de los patrones de la enunciación con los del enunciado. Ello nos permite catalogarlo como una categoría determinante en la codificación, percepción, comprensión y recuerdo del medio.

El estudio de las formas verbales del español ha sido siempre muy problemático en la tradición educativa de este país. Con problemático queremos decir que tanto maestros como profesores no han encontrado una explicación satisfactoria de los fenómenos lingüísticos que subyacen a la presencia de tal o cual forma del paradigma verbal en determinadas ocurrencias. Muchas veces, los docentes nos hemos enfrentado al problema de tener que explicar determinados usos consignados en ciertos manuales incluso a sabiendas de que los mismos han decaído o de que los hablantes parecen no registrarlos.

A esto se suma el problema de que, para el nivel escolar, no contamos con una descripción acabada del verbo español. Más bien reconocemos una lista de usos de muy diverso origen y muy difícil de recordar y por tanto de enseñar.

Otro aspecto que parece complicar más la situación es el hecho de que en gramática conceptos como tiempo, modo y aspecto no han sido del todo bien definidos y discriminados hasta muy avanzado el S. XX. Además, muchas de las definiciones que prevalecieron fueron tomadas de gramáticas griegas, latinas o eslavas y no se adaptaron o explicaron mal el funcionamiento de estos fenómenos para el español.

Este panorama hizo que el verbo español se dejara de enseñar porque no se comprendía su funcionamiento. Así, muchos docentes pretenden que el estudio de las formas temporales del español es innecesario. Si los hablantes no se equivocan es porque saben usar los tiempos verbales, se dice, y es entonces inoperante su estudio. Pero este argumento, es el que se esgrime siempre que no se quiere (o no se puede) enseñar gramática.

En efecto, el estudio de las formas verbales, sus posibles ocurrencias y los significados temporales forman una red de relaciones que muchos autores han intentado describir. Comprender este juego lingüístico es lo que nos permite ver cómo esta lengua es capaz de referir determinadas instancias temporales que otras lenguas y otras culturas codifican de muy diferente manera.

El español, al igual que otras lenguas romances, es preponderantemente temporal, esto es, el significado temporal es el organizador de todo el sistema verbal. Esta apreciación, que no es menor y que la distingue por ejemplo de las lenguas eslavas, ha sido bien destacada por Eugenio Coseriu. Por esta razón, además, nos parece importante empezar la descripción y aproximación del verbo español, por la teoría de Andrés Bello que tiene dos virtudes: destaca el carácter sistémico del verbo español y prioriza el aspecto temporal sobre el aspectual.

Como sugeríamos, la presentación de las formas verbales del español ha respondido muchas veces, en la tradición gramatical más frecuentada, a un despliegue que recurre a la enumeración de casos. Este enfoque ha fomentado la creencia de que 'los verbos deben ser estudiados de memoria' porque para su conocimiento no 'media mi el orden ni el razonamiento'. Quizás, las grandes listas de las que se valió el racionalismo como una forma de estudiar y ampliar el vocabulario, práctica pedagógica que perduró hasta bien empezado nuestro siglo, haya contribuido a ello.

Sin embargo, ya en el siglo XIX, un filósofo, poeta y gramático venezolano postulaba una descripción que anticipaba, aun sin saberlo, un nuevo modo de entender no solo la lengua, sino muchos otros fenómenos de nuestra cultura. Su descripción de los verbos en español estaba traspasada por la noción de sistema.

Esta noción será definitivamente institucionalizada en el siglo XX con un Nuevo paradigma, el estructuralismo, cuyo autor fundacional fue el ginebrino Ferdinand de Saussure. Este, sin embargo, no pudo dejar acabado totalmente su proyecto teórico antes de su muerte y solo conservamos de él algunos apuntes de clase. Si por una pare esto constituye una verdadera restricción, el libro póstumo editado por sus alumnos , refleja, aun sin proponérselo, la evolución de su teoría y contiene, además, los puntos más fermentales de la misma. De ella se sirve el presente trabajo para explicitar la noción de sistema que, creemos, puede ser pertinente para la comprensión de la descripción hecha por A. Bello.

Para Saussure, ni la función del cambio fonético en el lenguaje ni su utilización efectiva constituyen factores anárquicos que pueden amenazar su carácter organizado. Por el contrario, pretende demostrar que la lengua se presenta como un todo organizado. Es justamente Saussure quien da el nombre de sistema a esta organización (otros hablarán luego de estructura). Sus sucesores introducen una variante (que agregan a la idea general de orden y de relación) que proviene del método utilizado para probar la existencia de esta orgnización. Para ellos el conocimiento de los elementos lingüísticos no es un dato, puesto que sería imposible extraer directamente de la experiencia los elementos que la lengua organiza. Por el contrario, las operaciones necesarias para la determinación de una unidad presuponen su puesta en relación con las otras en el interior de una organización de conjunto. Esto postulan también sus sucesores al hablar de sistema o de estructura de la lengua: ningún elemento lingüístico tiene realidad independientemente de su relación con el todo.

Andrés Bello, aunque mucho antes que Saussure, manifiesta el mismo enfoque, y este se explicita con toda su fuerza en su estudio del sistema verbal español.

Tradicionalmente la gramática ha distinguido entre lo que se entiende por el dictum

y lo que se entiende por el modus. El primero está asociado al contenido proposicional del enunciado (su significado independientemente de cualquier situación), mientras que el segundo se relaciona con la forma en que lo presenta el hablante.

Al respecto, el Esbozo (§ 3.13.), bajo el título "Modos del verbo", apunta:

"Cuando enunciamos una acción verbal, podemos pensarla como ajustada a la realidad objetiva, o bien como un simple acto anímico nuestro, al cual no atribuimos existencia fuera de nuestro pensamiento. Si decimos La puerta está cerrada, Sabía que habían llegado, No asistiré mañana a las juntas, afirmamos o negamos hechos pensando que se producen, se produjeron o se producirán en la realidad; empleamos al enunciarlos el modo indicativo. Si decimos Temo que la puerta esté cerrada, No sabía que hubiesen llegado, Es posible que no asista mañana a la junta, el estar cerrada la puerta es un temor mío, pero no lo enuncio como un hecho real; el haber llegado ellos es cosa que yo no conocía, no tenía realidad para mí; el no asistir mañana a la junta está pensado como una mera posibilidad, a la cual no atribuyo efectividad; todos estos hechos van expresados en

modo subjuntivo. En varias ocasiones hemos distinguido el contenido de lo que se dice (dictum) de cómo lo presentamos en relación con nuestra actitud psíquica (modus). Entre los medios gramaticales que denotan la actitud del hablante respecto a lo que se dice, se encuentran las formas de la conjugación conocidas por antonomasia con el nombre tradicional de modos."

Repárese, ahora, en el ejemplo del Esbozo:

a. La puerta está cerrada

A este se le puede oponer:

b. Quiero que la puerta esté cerrada

En ambos ejemplos el contenido proposicional es el mismo , sin embargo, el modo, la actitud enunciativa del hablante no lo es. Mientras que en a. hay una aserción, en b. simplemente se expresa el deseo del hablante respecto de un hecho que cae en la órbita de

su interés.

Sin embargo, en lingüística se ha acuñado el término modalidad, término este que considera otros fenómenos que son mucho más abarcadores de lo que tradicionalmente se

ha entendido como modo. Así, la negación, es un fenómeno que atañe a la modalidad y no es considerado dentro de lo que se entiende como modo. Esto es, la modalidad es un fenómeno que atañe a la interpretación de todo el enunciado y no se localiza específicamente en los tradicionales significados contenidos en el verbo, núcleo oracional.

Por eso se sigue reservando el término modo para uno de los significados gramaticales que caracterizan al verbo. La descripción del modo ha sido presentada por diferentes gramáticos de muy diferentes maneras.

En este trabajo intentamos mostrar la forma en que Andrés Bello lo caracteriza en su Gramática de la lengua castellana (1982: § 448 y ss.). El criterio que sigue este autor es

el de la regencia:

"Sabemos ya que en las inflexiones del verbo influyen tres causas: la persona y número del sujeto y el tiempo del atributo (§ 38): hay otra más que es el significado radical de la palabra o frase a que el verbo está o puede estar subordinado; la cual es frecuentemente otro verbo." (§448, el destacado es mio).

Para ilustrar lo anterior compara dos oraciones:

Sé que tus intereses prosperan

Dudo que tus intereses prosperen

El significado léxico del verbo regente determina,comica de la lengua castellana (1982: § 448 y ss.). El criterio que sigue este autor es

el de la regencia:

"Sabemos ya que en las inflexiones del verbo influyen tres causas: la persona y número del sujeto y el tiempo del atributo (§ 38): hay otra más que es el significado radical de la palabra o frase a que el verbo está o puede estar subordinado; la cual es frecuentemente otro verbo." (§448, el destacado es mio).

Para ilustrar lo anterior compara dos oraciones:

Sé que tus intereses prosperan

Dudo que tus intereses prosperen

El significado léxico del verbo regente determina,como se ve, el modo en el verbo regido. Verbos como saber regirán entonces modo indicativo, mientras que verbos como

dudar regirán modo subjuntivo. Bello concluye:

"Llámanse MODOS las inflexiones del verbo en cuanto provienen de la influencia o régimen de una palabra o frase a que esté o pueda estar subordinado." (§ 450)

La expresión a que esté, aclara Bello, prevé la posibilidad de que el modo aparezca en forma independiente y no regida. Para este autor existen únicamente dos modos, el indicativo y el subjuntivo.

Desde Nebrija hasta Bello, la forma en -ría, era clasificada dentro del subjuntivo. Bello, coherente con su postulación, la coloca dentro de las formas indicativas "pues influyen en ella las mismas circunstancias que en ésta" (§ 453). Sólo después de las puntualizaciones de Bello, la Academia resuelve en 1917 crear un modo nuevo, el potencial.

En efecto, si llama formas INDICATIVAS o de modo INDICATIVO a las que pueden ser regidas por los verbos saber y afirmar no precedidas de negación (§ 455), la forma en -ría queda comprendida dentro de las indicativas:

Sé que estudias gramática

estudiaste

estudiabas

has estudiado

estudiarás

Supe que estudiarías gramática

Con este ejemplo queremos mostrar que Bello entiende que el futuro, estudiarás, se comporta respecto del presente, sé, como el condicional, estudiarías, se comporta respecto del pretérito. Bello, al poner en evidencia esta relación, intenta mostrar que, la misma se da tanto para el presente como para el pasado y dentro del mismo modo, el indicativo. Por tanto la forma en –ría es una forma del indicativo.

La negación, un hecho de la modalidad del enunciado, tiene también ciertos efectos

sobre el modo verbal, y así lo prevé también este autor:

Afirmo que estudias gramática

No afirmo que estudies gramática

Bello llama modo subjuntivo al que se subordina o puede subordinarse "a palabras o frases que expresan, mandato, ruego, consejo, permisión, en una palabra, deseo (y lo mismo las ideas contrarias, como disuasión, desaprobación, prohibición), significa la cosa

mandada, rogada, aconsejada, permitida, en una palabra, deseada (y la cosa disuadida, desaprobada, prohibida, etc.)" (§ 457, el destacado es nuestro). Al decir "palabras o frases" Bello reconoce una regencia que no es puramente verbal, es decir, que puede manifestarse por otra clase de palabras:

Cuando vengas estaré esperándote

Te llamo para que me cuentes lo que te pasó

Por otra parte distingue lo que denomina subjuntivo común de lo que denomina subjuntivo optativo. El primero sería el que aparece en oraciones subordinadas, mientras que el segundo se presenta en oraciones independientes. El primero lo reconoce como aquel que aparece entonces en proposiciones subjuntas, es decir, subordinadas.

Quiero

Deseo que logres tus objetivos

Ojalá

.

Cuando logres tus objetivos

Quise

Deseé que lograras (lograses) tus objetivos

Ojalá

El llamado por la tradición modo imperativo tampoco es considerado como tal por este autor. Este es, en su descripción, un caso particular del subjuntivo optativo tal como se demuestra a través de la prueba de la negación:

Abre esa puerta

No abras esa puerta

Si el sentido de apelación se manifiesta en la oración afirmativa a través del imperativo (forma especial del subjuntivo optativo), las formas canónicas del subjuntivo reaparecen con la negación.

Lo mismo ocurre con las formas apelativas que no son segunda persona. En efecto, si el sentido de apelación otorgado a un enunciado quiere destacarse por la ocurrencia de una forma verbal y no de otra, tendremos que recurrir al uso de formas de subjuntivo, así por ejemplo, cuando damos una orden en primera persona del plural, salgamos de clase, o en tercera del singular, salga Ud. de clase.

Es decir, para este autor, el sistema verbal del español se organiza en torno a dos modos, el indicativo y el subjuntivo. El llamado modo imperativo es una manifestación particular del subjuntivo optativo que aparece cuando el sentido de apelación se da en un enunciado afirmativo de segunda persona y en tiempo presente.

PLANTEAMINTOS BÁSICOS EN EL ESTUDIO DE LAS FORMAS

TEMPORALES DEL PASADO

Hasta hace pocos años se daba una pobre e inadecuada presentación del sistema verbal basado únicamente en tres categorías: tiempo, modo y aspecto. Hoy es reconocido de forma unánime que en el sistema verbal español poseen pertinencia propiedades de carácter modal y propiedades de carácter temporal. Sin embargo, ha sido muy discutida la situación de la categoría aspecto en español y sobre ella voy a presentar las teorías que me parecen más válidas.

El tiempo verbal no es lo mismo que el tiempo real. Como afirma M. L. Gutiérrez Araus «el signiìcado que conlleva el tiempo verbal está relacionado con otros signos dentro del sistema verbal y no coincide con lo designado, con la realidad a la que hace referencia, a la cual depende del dis'curso.»

Lo muestra en estas oraciones:

«Oiga, señor, quería pedirle un favor» y «La Guerra Civil española comienza en

el año l936.»

Aunque en la primera oración aparece el imperfecto – tiempo pasado, en este caso tiene función del presente, significa que ahora le quiero pedir un favor. Al mcontrario, en la segunda oración está empleado el presente, aunque en este caso se refiere a una acción ya pasada que se realizó en el tiempo pasado. Asi podemos ver la distinción entre el tiempo real y el tiempo verbal.

El tiempo verbal se desarrolla en torno del presente, pasado y futuro. El presente es el tiempo del momento del habla, del ahora. El pasado es el tiempo anterior al presente y

el futuro es el tiempo que sigue, el tiempo todavía no vivido.

Además de esto, se distingue la perspectiva temporal. Puede ser la perspectiva de presente/participación o de pretérito/alejamiento. A la perspectiva de presente pertenecen: el presente, las formas del futuro y el perfecto compuesto. Al emplear estas formas verbales entramos en el tiempo actual, es decir, comentamos o participamos directamente en la vivencia de los hechos. A la perspectiva de pretérito pertenecen: tiempos de pasado, excepto el perfecto compuesto, y las formas de condicional. Al usarlos nos dirigimos a algo inactual.

Y por último, se distingue la temporalidad verbal. Esta formada por la anterioridad, simultaneidad y posterioridad. Todos los tiempos pasados expresan la anterioridad, excepto el imperfecto que expresa la simultaneidad.

1. TIEMPO VERBAL

Dado que el uso de los pasados es en muchos casos una cuestión estilistica, es decir, una elección que hace el hablante según la perspectiva psicológica que adopte en la narración, su dominio requiere de una práctica siempre contextualizada y dentro de unidades textuales. Sin embargo, por su complejidad (los conceptos de “perfectivo” e “imperfectivo” no son accesibles para la mayoria de los aprendices que no tienen esta distinción en su primera lengua) encontramos una preferencia por un tratamiento aislado de cada tiempo verbal en los niveles iniciales, que pueda facilitar la asociación de una forma a un contexto determinado. Por ejemplo, el imperfecto asociado, bien a la descripción de épocas pasadas (“¿cómo vivian nuestros abuelos?”') o bien a la acción en progreso (“estaba cocinando cuando sonó el tcléfono”).

Si bien es cierto que este tratamiento didáctico facilita mucho las cosas, también tiene su contrapartida, puesto que puede generar una serie de simplificaciones que funcionarán como prejuicios posteríomente en niveles más avanzados. Por ejemplo: los que han aprendido que el imperfecto es el tiempo de la descripción, asociada sólo a los verbos supuestamente descriptivos (ser, estar, tener…), se sentirán muy confundidos y frustrados ante ejemplos como: “ayer hizo buen tiempo”, “el concierto fue muy divertido”, o “la ficsta fue ayer”. Es cierto que será difícil que vean en un primer contacto con el español que estos ejemplos hablan del tiempo. del concierto y de la fiesta como acontecimientos que ocurrieron, como acciones, pero lo sera más si la práctica se asocia a aspectos meramente formales y mecánicos, como, en este caso, asociar el verbo “ser” o “hacer” siempre a la descripción.

Las formas del pasado o pretérito dentro del paradigma verbal son las que se refieren a una acción como pasada. El español cuenta con varios tiempos preteritos (perfecto, imperfecto, indefinido, pluscuampertecto. anterior), por lo cual el uso resulta complicado y más aún su explicación, por ejemplo, a los hablantes extranjeros. Un lugar especial merece la oposición entre el imperfecto (amaba) y el perfecto(he amado) de indicativo: algunos autores explican que existió la tendencia a neutralizarlos desde antiguo. También son interesantes las peculiaridades de la oposición entre el indefinido (amé) y el pretérito perfecto (he amado).

Al igual que con el presente, también el pasado puede no coincidir con un “pasado real”, sino que, en ocasiones, puede verse como un presente e incluso como un futuro. De ahí la necesidad de abordar, con ciertos ejemplos del español actual, los valores traslaticios del pasado.

a) Puede hablarse de un pasado normal como el que se encuentra en frases

del tipo:

Ayer ví a Maria

La semana pasada fui al cine tres veces

b) Pero también es habitual un valor de futuro en formas del pasado:

Llegaba mañana pero no puede porque no ha encontrado billete

Se casaban el mes que viene pero se han dejado

Hoy había concierto, pero el pianista está enfermo

c) El valor de cortesía en el imperfecto es muy frecuente, en cuyo uso coincide

con el presente:

Por favor, quería un kilo de mandarinas

Necesitaba un panlalón vaquero, ¿podía enseñarme alguno?

2. PERSPECTIVA TEMPORAL

Esta categoría hace referencia a cómo emplea el hablante las diversas formas verbales en relación con los diferentes momentos y tipos de la comunicación: o bien en una circunstancia de participación. o bien en una circunstancia de alejamiento.

La organización de las unidades del sistema verbal depende de principios complejos y no se explica exclusivamente por medio de la temporalidad, si bien es ésta la categoría fundamental, cuya caracterización de las unidades dentro del sistema, a la que hemos hecho referencia. las divide en dos grupos diferenciados. dos planos diferentes de la enunciación. El principio organizador de esta división está en relación con el discurso, de ahi que llamemos a esta categoría perspectiva discursiva y puede ser de dos tipos:

I. Perspectiva actual o del discurso que está en coincidencia con el momento

de la enunciación.

2. Perspectiva inactual o de la historia que no está en coincidencia con el momento de la enunciación.

Benveniste ( 1959 y l966) apuntaba que la noción de tiempo no era el único criterio -además del aspecto como diferenciador de las formas simples de las compuestas- para decidir la posición o incluso la posibilidad de una fonna determinada en el seno del sistema verbal y proponía para su vertebración dos planos de la enunciación, el de la historia («le récit des événements passés») y el del discurso (toute énonciation supposant un loc uteur et un auditeurn). Este enfoque tenía como precursores, quienes proponian un criterio de actualidad que diferencia una serie noncal de formas verbales (del latí n nunc), localizada por las coordenadas 'yo-aqui-ahora' , frente a una serie ronca! (del latín runc). Pero estas ideas fueron expuestas someramente y no llevadas hasta sus últimas consecuencia. además de que su visión de los tiempos como fomtas del tiempo tenía escasa capacidad explicativa.

Sin embargo, es Weinrich ( I974. 62) el que, adelantándose bastantes años a los modernos planteamientos de la gramática del discurso y ala pragmática, pone de relieve el hecho de que los tiempos tienen que ver con la situación comunicativa y ante la variedad grande de situaciones comunicativas propone dos grupos de unidades verbales, las del mundo comentado y las del mundo narrado. Del mismo modo que el lenguaje reproduce el modelo fundamental de la comunicación ai colocar el morfema de persona en el verbo. los tiempos verbales van marcados por la situación comunicativa en que se hallan habitualmente. Presenta, como situaciones comunicativas típicas: pedir una información, la información misma, un monólogo, un relato de una historia, la descripción de un objeto o escena, la composición y la lectura de una carta, un comentario, un sermón, una discusión, la información politica de un periódico, un expediente, una poesía lírica, etc., incluso un libro que trate un tema de lingüística. Se espera que aparezcan todos los tiempos en todas las situaciones comunicativas, pero la verdad es que, fijándonos concretamente en dos grupos de tiempos y no vagamente en todos los tiempos, aparecen determinadas afinidades entre ambos grupos y ciertas situaciones comunicativas.

La clasificación de Weinreich de los tiempos en tiempos del mundo comentado y tiempos del mundo narrado se relaciona con la categoría verbal que hemos llamado perspectiva discursiva. Dentro de la perspectiva actual se pueden englobar las formas del grupo temporal I o del mundo comentado, mientras que dentro de una perspectiva inactual están las del grupo temporal II o del mundo narrado.

De acuerdo con esta categoría verbal podemos caracterizar las formas verbales del español del modo siguiente:

l. Perspectiva actual: el presente canto (tiempo cero de esta perspectiva actual), el pretérito perfecto he cantado y las formas del futuro cantaré, habré cantado. Dentro de esta perspectiva relacionada con la enunciación se hallan modificadores temporales específicos, como: hoy, ahora, ayer, mañana. Asimismo otros indicadores temporales al lado de deicticos como el determinante este (esta semana,ex año, etc.) y de adjetivos como pasada, próximo, etc. (la semana pasada, el mes proximo…).

2. Perspectiva inactual: las formas del pasado canté, cantaba, había cantado y hube cantado. Las formas del condicional (pospretérito) cantaría, habría cantado. Los modificadores temporales de esta perspectiva son: los determinantes aquel y ese (aquel dia, aquella decada, esa semana, etc.), los adjetivos anterior y siguiente (la semana anterior, al mes siguiente, etc.) y nombres como la víspera equivalente a ayer en la perspectiva actual.

Una prueba de que esta hipótesis está avalada por los hechos se halla, como presenta Weinreich en que, dentro de los datos estadísticos presentados por Bull ( 1947) sobre el español, puede verse que en las novelas cortas, los cuentos y las novelas dominan ampliamente las formas del grupo ll, mientras que en la lírica, el drama. el ensayo biográfico, la critica literaria y el tratado filosófico prevalece el grupo I.

Como formas diferentes de comunicación presentan rasgos identificadmes variados: en la narración. en el relato. se da una relajación: los sucesos narrados, aunque sean terribles y aunque se remonten al día anterior quedan como pasados por el lìltro del relato, perdiendo mucho de su dramatismo. En la situación comunicativa no narrativa, en cambio, la actitud es de tensión: en ella el hablante esta en tensión y su discurso es dramático. porque se uma de cosas que le afectan directamente. Aquí el mundo no es narrado, sino comentado, tratado. BI hablante está comprometido y su discurso es un fragmento de acción que modifica el mundo en un ápice y, a su vez, empeña al hablante también un ápice. La escala de las situaciones comunicativas es muy amplia y no existe otro signo identificable inequívoco en el comentador que el ser alguien completamente distinto del narrador.

3. TEMPORALIDAD VERBAL

Ya hace muchos años que W. Bull (l960, 62) ponía de relieve el hecho de que durante siglos se ha acostumbrado en las gramaticas a decir que el tiempo de un verbo nos indica 'cuándo' ha ocurrido el suceso, mientras que resulta evidente que ninguna forma temporal localiza un suceso en el tiempo. Parece demostrado lo ineficaz de confundir tiempo real con tiempo verbal, lo cual es sumamente peligroso, habida cuenta que el signiticado que conlleva el tiempo verbal está relacionado con otros signos dentro del sistema verbal y no coincide con lo designado, con la realidad a que hace referencia.

Un maestro de la lingüística como Tesnière (1927) había adelantado varias décadas antes, en un poco conocido artículo dedicado a los tiempos del francés, la oposición existente entre los tiempos de la lógica (presente, pasado y futuro) y los de la gramática, en la que sólo propone un sistema de presente y un sistema de pasado. señalando que los futuros raramente son verdaderos futuros, sino formas perifrásticas. También asigna en dicho trabajo gran importancia a la oposición de formas absolutas frente a relativas.

La característica crucial del tiempo gramatical, como señala Lyons (1980), es que se trata de una categoría deíctica. Una proposición dotada de tiempo gramatical contendrá una referencia a algún punto o período de tiempo imposible de identificar como no sea a partir del punto cero de la enunciación. En tanto podemos identificar el punto cero temporal de la situación canónica de enunciación, podemos distinguir una variedad de unidades potenciales del tiempo gramatical por medio de la símultaneídad, proximidad o no proximidad, anterioridad o posterioridad, etc.

Expresar el tiempo signiica localizar un acontecimiento sobre el eje antes/después con respecto a un momento que se toma como referencia y que puede ser, según los

casos, un momento inscrito en el contexto verbal, el momento de la instancia enunciativa o una determinada fecha tomada como referencia en razón de su importancia histórica para una determinada civilización. como el nacimiento de Cristo.

En aquellas lenguas que exhiben de manera inequívoca el tiempo verbal, él es uno de los factores principales que aseguran que casi todas las oraciones, al ser enunciadas, estén deícticamente ancladas a un contexto de enunciación. Los problemas de ambigüedad que presentaba el concepto de tiempo verbal (presente, pasado,futuro) ha hecho que se hable de una categoría más adecuada para resolverlos, la temporalidad verbal, categoría que tiene gran capacidad explicativa dentro del sistema verbal de un número elevado de lenguas y que en español es la categoría fundamental de la que se deriva otra categoría, la perspectiva discursiva y, en cierto sentido, el aspecto.

La importancia de la temporalidad verbal ha sido puesta de relieve por los lingüistas que deñenden el carácter deíctico del verbo. La visión científica de esta categoría gramatical relacionada con la orientación, en el discurso lingüístic, de una situación con respecto al punto cero o a otras situaciones, parte de Bello, e integra trabajos como los de Bull (1960), Klum ( 1961). y Comrie (1985). En los estudios sobre el español, Rojo ( l974, I988, 1990 y 1999) se ha ocupado de una caracterización de las unidades verbales en función de la categoría temporalidad, a la que define de forma precisa y rigurosa como «la categoria gramatical mediante la cual se expresa la orientación de una situación con respecto a un puntto central u origen, o bien con respecto a otra punto que, a su vez está directa o indirectamente orientado con respecto al origen».

Dentro de este supuesto, distingue, como ya lo hiciera Bello, tres relaciones básicas de temporalidad posibles: anterioridad, simultaneidad y posterioridad.

Una situación puede ser presentada como simultánea, anterior o posterior al punto que constituye su referencia y este punto central puede coincidir con el momento de la enunciación, pero puede no coincidir cuando el hablante desplaza la colocación del mismo en cualquiera de las dos direcciones posibles. Por ejemplo, en el caso del presente histórico que no consiste. como suele decirse, en ‘acercar la situación pasada al presente', sino por el contrario en trasladar el punto central a un momento anterior al discurs,. como puso en evidencia Veiga (l987).

En este entramado de referencias temporales hay que realizar una diferenciación muy importante de las formas verbales:

a) formas absolutas: las que marcan una relación directa con el punto de referencia o punto central;

b) formas relativas: las que marcan una relación indirecta con respecto al punto central, es decir, a través de otra, relacionada, a su vez, con dicho punto central;

Si bien todas las formas compuestas del español son relativas, por marcar una relación primaria de anterioridad, a la que se añade otra referencia secundaria, tal como iremos especificando, no todas las formas simples son absolutas, tal como pudiera pensarse. Son relativas dos formas simples, de significado complejo en el sistema verbal español, el imperfecto y el condicional.

Breve caracterización de la temporalidad verbal de las formas del indicativo

El subjuntivo, conjunto de formas marcado en cuanto a la categoria modo, no tiene a la temporalidad verbal como vertebradora fundamental de sus valores, como le sucede al indicativo, y será tratado al estudiar la categoria verbal que es relevante en su organización, el modo y la modalidad.

Son ƒormas absolutas las siguientes:

1. Presente canta: que señala simultaneidad respecto al punto central:

Este año canta en el Teatro Real.

2. Indefinido cantó: que señala anterioridad respecto al punto central:

El año pasado cantó en el Auditorio Nacional.

La simplicidad deíctica de estas dos formas absolutas origina su gran frecuencia de uso en el español. Cuando el punto de referencia no coincide con el momento de la enunciación, sino con un momento definido del enunciado, algunas formas, como sucede con el presente, tienen una gran capacidad para adquirir variados usos discursìvos, al variar el punto de referencia, tales como el presente histórico, el de futuro, el permanente, el de mandato, etc. El indefinido es la forma de la narración, función comunicativa que se articula en un subsistema de formas del pasado, al que haremos referencia más adelante.

3. Futuro cantará: que señala posterioridad respecto al punto central:

El próximo curso cantará ópera.

Las formas relativas son las siguientes:

4. Condicional cantaría: esta forma verbal tiene dos significados diferentes:

– pospretérito que señala posterioridad respecto a un momento anterior al punto central:

Nos dijo que cantaría con mucha ilusión.

– futuro hipotético: que señala posterioridad respecto al punto central y en relación a una restricción de modalidad hipotética:

Iría a tu casa si tuviera tiempo.

Esta forma, que sólo tiene una relación temporal y podría ser absoluta como el futuro, se considera relativa por presentar otra relación verbal, la restricción modal condicional.

5. Imperfecto cantaba: que señala .simultaneidad respecto a un momento anterior al punto central:

Iba a mi casa cuando lo encontré.

Las formas compuestas de toda laconjugación son relativas en su referencia temporal,dado su carácter de antigua perífrasis con el auxiliar “haber”. Todas ellas tienen el rasgo de anterioridad que Alarcos (1994, 229) considera morfema y que deñnc así:

«sitúa la noción denotada por la raíz verbal en un período precedente al momento se-

ñalado por las formas simples correspondientes».

Pero otros autores no crean que es un morfema en sí mismo, sino que tiene relación con el aspecto verbal (resultativo) por tener origen perifrástico. Estas formas compuestas deben ser caracterizadas, en primer término, desde el punto de vista de la temporalìdad verbal y en segundo término, por ser compuestas del auxiliar “haber”, desde el punto de vista del aspecto perfectivo.

6. Pretérito perfecto he cantado: señala anterioridad a un momento simultáneo al punto central:

Este año hemos veraneado en Asturias.

7. Pretérito pluscuamperfecto había cantado: señala anterioridad a un momento anterior al punto central:

Al llegar mi padre a casa ya había sucedido todo

8. Pretérito anterior hube cantado: señala anterioridad a un momento inmediatamente anterior al punto central:

Cuando hubo dicho aquello, se desmayo.

El hecho de que estas dos formas verbales tengan un significado temporal casi idéntico y de que la única diferencia sea un simple matiz de inmediatez a la acción anterior del pretérito anterior produce una neutralización funcional que se resuelve con el desuso de esta forma, cuyo valor es asumido por el pluscuamperfecto.

9. Futuro perfecto habré cantado: señala anterioridad a un momento posterior al punto central:

Cuando llegues a casa. ya habrá terminado el telediario.

10. Condicional compuesto habría cantado: esta forma verbal tiene una deixis temporal muy compleja, con tres puntos de referencia. pues señala anterioridad a un momento posterior a un punto anterior al punto central:

Os dijo que ya habría amanecido cuando terminara la fiesta.

La gran complejidad de esta forma verbal estriba en tener tres referencias, en lugar de una, como las formas verbales absolutas o dos como las relativas. Además, como se verá en la categoría modo, tiene rasgos de modalidad que la complican más aún. Dentro de todas las formas verbales de indicativo. los aspectos más relevantes de la lernporalidad se dan en el subsistema deƒormas del pasado.

Pero no todas las acciones repetidas van en imperfecto, como se ha dicho en ocasiones, sino sólo aquellas que se presentan como hábitos. Cuando las acciones repetidas tienen relevancia de acción narrada principal van en indefinido:

Aquel año todos los días salimos a pasear a las ocho.

Por consiguiente, mientras canté y he cantado indican anterioridad respecto al punto de origen, el momento de la enunciación, de forma diferente, como queda descrito, el imperfecto indica simultaneidad con cualquier otro tiempo del pasado.

Parece, por tanto, poco apropiada la denominación imperfecto para la forma cantaba, porque no se trata de una forma que conlleve un contenido de aspecto verbal imperfectivo, tal como tradicionalmente se ha venido afirmando. La oposición «canté/ cantaba› queda explicada sobre la base de la categoría de la temporalidad. En todo caso, es visible la facilidad con que una óptica temporal de simultaneidad («cantaba») ha podido vincularse a determinados matices aspectuales como: duratividad, cursividad, imperfectividad, iteratividad, etc. Lo mismo que la relación primaria de anterioridad se ha relacionado con la perfectividad, pero no parece que esto sea defendíble, pues el aspecto verbal no es una categoría deíctica como la ternporalidad y tiene como protagonistas en español a las formas compuestas de auxiliar, tanto las llamadas formas compuestas, como las perifrasis.

No puede ser ignorado el hecho de que perífrasis como estar + gerundio, ir+ gerundio, etc., claramente enmarcadas en el contenido de duratividad y. por consiguiente. al servicio del aspecto verbal, pueden ir en pretérito simple:

“Se fue deteniendo con lentitud, termeroso de que la cesación brusca de los pasos desequilibrara violentamente el conjunto de ruidos mezclados en el silencio”

El enunciado podría haber ido en imperfecto:

Se iba deteniendo con lentitud, temeroso……

y las diferencias de ambos enunciados no se centrarian en el aspecto verbal, que es el mismo, siendo la misma perífrasis durativa y el mismo modificador con lentitud, sino en los significados arriba mencionados que aporta al discurso cada una de estas formas del pasado.

Respecto al pluscuamperfecto había cantado, cuya temporalidad relativa señala un punto anterior al otro anterior al origen, o dicho de otro modo, una accion o estado pasados, anteriores a otra acción o estado,es preciso dejar claro que aunque en su origen románico está compuesto por el imperfecto había, no toma los valores de esta forma, sino que tiene usos bien diferentes. A mi tampóco me parece válida la denominación anteco-pretérito de Bello, dado que no marca anterioridad respecto al copretérito, sino ante cualquier forma del pasado. Por ejemplo, es anterior a un pretérito simple en:

Ayer, cuando llegué a casa, ya había termínado la película de la tele.

o a un pretérito perfecto:

Hoy, cuando he llegado a casa, ya había terminado la película de la tele.

o incluso a un imperfecto:

Siempre, cuando llegaba a casa, había terminado la película de la tele.

Es interesante destacar que, si en vez del pluscuamperfecto, aparece el indefìnido:

Ayer, cuando llegué a casa, acabó la película de la tele.

la terminación de la película no es anterior a la llegada del enunciador, sino que tienen una relación de sucesión en el tiempo. Alarcos, al tratar las formas compuestas, habia del morfema de anterioridad, que sitúa la noción de la raíz verbal en un período precedente el momento señalado por las forrnas simples correspondientes (229), lo cual no se da en el pluscuamperfecto, como acaba de comprobarse.

En un díscurso literario donde aparecen las tres formas pueden verse claramente las diferencias:

«Bajaba la escalera sin encontrar gente para repartir sonrisas y sombrerazos,pero con la cara afable en guardia. La mujer, que había esperado horas resuelta y sin impaciencia, hundida en un sillón de cuero del hall, no haciendo caso a las revistas de

la mesita, fumando un cigarrillo tras otro, se puso de pie y lo enfrentó. El príncipe Orsini no tenía escapatoria y tampoco la buscaba..” (Onetti. Cuentos completas. 265).

Bajaba la escalera marca la narración de una acción secundaria y por eso aparece al lado de una acción en pretérito simple, que centra la narración, en este caso dos acciones, consecutivas, se puso de pie y lo enfrentó. Los otros dos imperfectos -no tenía escapatoria y tampoco la buscaba- son explicaciones, descripciones de la situación que se da en simultaneidad a las acciones en indefinido. Si cambiásemos las formas y apareciera:

Bajó la escalera sin encontrar gente…

La acción de «ponerse de pie» sería posterior a «bajar››, mienttras que con bajaba es simultánea. Sin embargo, parece mucho más complicado cambiar a imperfecto las siguientes formas de indefinido:

La mujer… se ponía de pie y lo enfrentaba.

dado que al pasar a secundarias hay algo que se deja incompleto, por faltar el punto de la narración principal con el que se relacionarían aquí estas formas relativas, y cabría preguntar:

-Sí. ¿y qué pasó?

Por consiguiente, necesitarían en el mismo enunciado otro punto con el que reacionarse, por ejemplo:

La mujer… se ponía de pie y lo enfrentaba cuando aapareció un nuevo personaje.

Respecto a las últimas formas de imperfecto, al pasarlas al pretérito simple:

El principe Orsini no tuvo escapatoria y tampoco la buscó

se convierten en acciones fundamentales, el “tenía” de semantismo estotivo, de tendencia descrìptiva, pasa a ser, en «tuvo», un punto en el eje del tiempo narrado, un suceso y exactamente lo mismo le sucede a “buscaba” al pasar a “buscó”.

Parece un hecho comprobado y lógico que resulta más fácil y casi siempre posible la trasformación de un imperfecto en un pretérito simple, mientras que lo contrario es más diflcil. La causa estríba en que el pretérito simple, al ser una forma absoluta en su temporalidad, está más libre de constricciones contextuales y es más independiente, pero el imperfecto está en relación con otras formas y presenta interconexiones mayores con el contexto.

No conviene pasar por alto los valores discursivos secundarios de las formas temporales. El verbo está especialmente marcado por la presencia del enunciador, como sucede con todos los deícticos, que son categorías lingüísticas al servicio del discurso. Cualquier modificador temporal que aparezca en el discurso y que no indique la misma temporalidad que le corresponde en el sistema a la forma verbal que acompaña, cambia el valor de esta forma verbal. A título de ejemplo veamos unos pocos casos. Asi, el adverbio mañana hace que le función del presente pase a ser la de indicar posterioridad respecto al momento de hablar:

Mañana voy a Londres.

Verdaderamente, lo que hace el adverbio mañana es cambiar el punto de referencia de la temporalidad del verbo, que ya no es el mormento de la comunicación, sino un punto posterior al mismo. En el sistema no ha cambiado la función de la forma de presente, sino en el discurso. Algo análogo sucede con el adverbio ahora al lado de un imperfecto:

¡Ahora mismo me bebía un par de cañas de cerveza!

donde, al quedar distorsionado en su temporalidad específica, pasa a tener un valor discursivo de condicionalidad. Este mismo rnodificador de tiempo presente convierte a un futuro en presente de modalidad hipotética:

Este coche valdrá ahora dos millones y medio.

En los usos distorsionados que se dan en el discurso hay formas con mayores potencialidades, que son las que marcan simultaneidad: ya sea una forma absoluta, como el presente de indicativo, ya sea relativa, como el imperfecto de indicativo. En cambio, resulta dificil que una forma absoluta como el indefinido, claramente marcadora de anterioridad con respecto al punto central, llegue a tener usos secundarios y, de hecho, no los hallamos.

4. ASPECTO VERBAL Y MODO DE ACCION

Estos dos elementos están relacionados entre sí dentro del verbo. El modo es la categoría verbal que denota la visión que el hablante tiene de la acción verbal o su actitud respecto de lo dicho. Cuando el hablante considera la acción verbal como cierta, experimentada, o es neutral ante ella, emplea el indicativo

Mi hermano Juan habla demasiado en casa

Si se plantea duda sobre ella y la presenta como hipotética, incierta, deseada o no experimentada, emplea el subjuntivo o el condicional:

Mi hermano Juan quizá hable demasiado.

Ojalá mi hermano Juan fuera menos hablador.

Mi hermano Juan hablaría demasiado si llegara a ser jefe.

Si quiere actuar y manifiesta una orden, es deci,. su voluntad de que algo se cumpla, emplea el imperativo:

Juan, habla un poco más

Las modalidades del enunciado son aserción, interrogación y apelación. Cada una de ellas van marcadas por contornos entonativos específicos. Dentro del sistema verbal del español hay una serie de restricciones en el uso de ciertos modos y ciertas modalidades. Así, las formas del modo subjuntivo como núcleos de oración independiente no son compatibles con la modalidad interrogativa:

*¿C6mo lo desearas?

En oraciones independientes sólo es posible el subjuntivo en modalidad desiderativa o dubitativa. Sin embargo, pueden aparecer, en la interogativa, formas del subjuntivo en verbos dependientes:

¿Harás siempre lo que te venga en gana?

La modalidad apelativa está representada por el imperativo, cuyos rasgos caracterizadores son:

a) Sólo es utilizado con sujetos de segunda persona, tanto en singular, como en plural:

¡Ven a verme esta tarde! ¡Venid a vernos esta tarde!

b) Ha de situarse en perspectiva temporal de presente.

c) Ha de ir inserto en una oración alirmativa:

¡Trabaja más intensamente!

d) Los pronombres enclíticos aparecen pospuestos:

¡Díselo a Luisa!

Cuando alguno de estos rasgos no se cumplen, toma formas del subjuntivo:

¡No vengas a verme esta tarde! (no vengáis).

¡No trabajes más intensamente!

Quíero que se lo digas a Luisa.

Por todo esto, el imperativo ha sido considerado no como un modo particular, sino como una variante del subjuntivo en ciertos casos. Pero, como señala Alarcos, el imperativo comporta un valor enfático en la apelación, señalado por sus propios significantes y precisamente este rasgo del imperativo se contagia a las formas de subjuntivo de primera y tercera personas, cuando manifiestan el valor apelativo en lugar de los suyos propios.

Veámoslo. Sálvese quien pueda. Preséntemelo enseguida. Hágase tu voluntad, con el referente pronominal enclítico, y las puramente desiderativas o dubitativas: Que todos lo veamos. Ojalá se salven todos. Acaso me lo presenten. Que se haga su santa voluntad, con referentes proclíticos.

Si bien en el sistema no es posible emplear la modalidad apelativa más que con el imperativo, en el discurso, una entonación apelativa al lado de otras formas verbales puede presentar esta modalidad, como sucede con el presente, que se puede emplear para dar órdenes:

Vas a la cocina y me traes una jarra de cerveza

al igual que el infinitivo precedido por a:

¡A comer ahora mismo!

En la lengua escrita y en un contexto significativo de normas, leyes, o regulaciones, el futuro de indicativo puede tener una función análoga de mandato, aunque la modalidad no pueda considerarse apelativa, al faltar el rasgo entonativo que la distingue en el discurso hablado:

Amarás a tu padre y a tu madre.

El que no pague este impuesto será requerido por el juez.

En español hay dos grandes modos verbales, el indicativo y el subjuntivo, cuya

oposición en el sistema es de gran complejidad. Los otros dos modos tradicionalmente considerados como tales, es decir, el imperativo y el condicional, parece que están relacionados con el subjuntivo y el indicativo, respectivamente. El caso del imperativo, como se ha visto, puede ser agrupado, en cierto modo, al subjuntivo.

En cuanto al condicional, llamado por Alamos “condicionado” y que, según él, incluye cuatro formas, las dos del futuro (cantarás y habrás cantado) y las dos del condicional (contarías y habrías cantado), es preciso señalar algo importante: forman parte del indicativo cuando señalan una temporalidad específica posterior a un punto central, ya sea este el presente (“Mañana cantaré”) o el pasado (“Dijo que cantaría”) y sólo en casos en que señalan una temporalidad simultánea al punto central, junto con una especial modalidad de hipótesis (“Ahora serán las tres”,”Entonces serían las tres”) se puede hablar de una modalidad diferente y quizá no de un modo diferente. Preferimos hablar únicamente de dos modos, indicativo y subjuntivo, de los cuales el subjuntivo seria la forma marcada.

En la aparición del indicativo o subjuntivo puede haber alternancia o bien obligatoriedad. Los factores de la selección modal son de dos tipos: semánticas y sintácticos. En la tradición gramatical española hay autores que han insistido en los aspectos sintácticos, como Bello, Salva, Togeby , mientras que otros se centran en los factores semánticos asociados a los lexemas verbales, como Gili Gaya o el Esbozo dc la RAE . En nuestros días, la bibliografia es muy vasta.

En aras de una sistematización de esta oposición, nos parece importante partir de un mareo sintáctico, para llegar a nociones semánticas en un segundo momento.

Sin embargo, conviene no olvidar que si en muchos aspectos dela gramática española se intermezclan sintaxis y semántica, quizá sea éste uno de los más relevantes.

El subjuntivo ha sido considerado el modo de la subordinación, porque habitualmente aparece en las proposiciones dependientes y sólo es posible su aparición en una oración independiente cuando ésta conlleva una modalidad dubitativa o desiderativa:

Posiblemente vayamos a Italia.

¡Que te vaya bien en Italia!

No obstante, conviene señalar que estas oraciones presuponen una subordinación:

Es posible que vayamos a Italia

Deseo que te vaya bien en Italia

Respecto de las subordinadas., la selección modal se establece en función de diversos factores generales: el indicativo es el modo de la asercíón, o modo de las declaraciones, de ahí que aparezca ligado a núcleos sintácticos con un semantismo de percepción:

Veo que estás muy cansada

Tengo la sensación de que estás muy cansada.

O de comunicación:

Dijo que estaba muy cansada

Llegó la noticia de que estaba muy cansada

Sin embargo, el subjuntivo es el modo de la no-asencíón. Y, lógicamente.,aparece el subjuntivo en el caso de que se dé la negación de una atención:

No veo que seas muy simpático.

No nos comunicó que estuviera enfermo

Aparece el subjuntivo ligado a un elemento regente cuyo semantismo sea no asertivo, sino la expresión de un deseo o voluntad, por estar vertido al futuro, a lo hipotético:

Deseo que te diviertas .

EI deseo de que te diviertas.

Estoy deseoso de que te diviertas

O la valoración (sentimiento o juicio) de un hecho:

Es bueno que te diviertas.

Me gusta que leas mucho

Les reprochó que no hubieran trabajado más

Un hecho digno de ser destacado en la gramática del español, frente a otras lenguas como el inglés, es que un mismo lexema verbal tiene dos signiticados diferentes en función del modo verbal que se emplea en la subordinada, como le sucede al verbo “sentir” y análogos: con indicativo significa una percepción:

Siento que está haciendo demasiado calor

Pero con subjuntivo significa sentimiento de desagrado o molestia:

Siento que esté haciendo demasiado calor

De igual modo, los verbos de comunicación, antes llamados “de lengua”, como “decir, repetir, insistir”, etc., que son asertivos en indicativo, con subjuntivo pasan a señalar un mandato, un modo de influir en el otro hablante:

Nos dijo que trabajamos muy bien,

Nos dijo que trabajáramos muy bien.

La relación del modo y la remporalidad es también interesante: el subjuntivo aparece en la subordinada cuando la temporalidad del contexto indica posterioridad al punto central, ya sea este el momento de la enunciación:

Estaré durmiendo cuando llegues a casa

ya sea un momento del pasado:

Le dijo que se duchara cuando llegara a casa.

En el caso de las subordinadas de relativo, el subjuntivo marca la inespecificidad del nombre antecedente, frente al indicativo que señala especificidad del mismo:

Busco un amigo que me ayude

Busco a un amigo que me ayuda

Puede notarse que, junto a la marca de especificidad aportada por el indicativo al pronombre relativo, aparece otra marca de especificidad, la preposición A ante el complemento directo de persona específica.

En cuanto a los valores temporales del subjuntivo, conviene señalar que no se puede hablar adecuadamente de valores estrictamente temporales de sus formas, dado que su valor predominante es modal, no temporal. En un mundo especial en el que la irealidad, la hipótesis, los deseos, los sentimientos, etc., están ubicados, es complicada una estructuración temporal de las formas verbales. Llamar presente a la forma cante, o pretérito imperfecto a la forma cantara es poco sólido, pues ambas indican posterioridad respecto al momento de hablar en oraciones como:

Deseo que vayas a ver a mi madre.

Si tú vinieras a casa, estaría más contento

La única caracterización temporal del presente y del imperfecto es que se refieren a un momento de posterioridad respecto al punto central y la diferencia entre estas formas es de índole modal: mayor grado de hipótesis en el imperfecto, además de complejas restricciones de concordancia de tiempos que no van a explicarse aquí.

Las formas compuestas, haya cantado y hubiera cantado, señalan una anterioridad siempre relativa a otro punto posterior al de referencia.

El sistema verbal es una herramìenta de la que se sirve el hablante para atribuir un determinado estatuto a lo que va diciendo, es decir, para convertir los hechos extralingüisticos en elementos de una construcción compleja que será su discurso. En el estudio de esta herramienta se podria haber insistido más en el papel del enunciador y en las posibles formas de empleo de la misma en relación con sus intenciones, sus saberes, etcétera. Pero el marco de partida se habría traspasado y aquí se ha querido sólo plantear los aspectos más relevantes en la descripción del paradigma verbal.

USOS Y VALORES DE LOS TIEMPOS PASADOS DEL INDICATIVO

  En español, podemos hablar del tiempo real pasado con cinco formas verbales diferentes del modo indicativo: 

Esta semana hemos hecho una excursión. (Pto. Perf.)

La semana pasada hicimos una excursión. (Pto. Indef.)
Cada semana hacíamos una excursión. (Pto. Imp.)

Viniste a visitarnos cuando habíamos salido de excursión. (Pto. Plusc.) 

En cuanto hubo llegado Juan salimos de excursión. (Pto. Ant.) 

Seguramente la conjugación de los primeros cuatro tiempos verbales de los ejemplos resultará conocida, siquiera de oídas, al estudiante con algunos conocimientos de español, mientras que tal vez el pretérito anterior le resulte menos familiar: no hay que preocuparse. Como veremos más adelante, se trata de un tiempo verbal que ha caído en desuso y cuya utilización, tanto hablada como escrita, ha quedado muy restringida.

 Por lo que se refiere a los otros cuatro tiempos verbales del pasado,su uso es muy preciso en español, si bien no debemos olvidar que la amplia extensión de esta lengua por la geografía mundial produce gran cantidad de variantes lingüísticas.
 

Tanto el pretérito perfecto como el indefinido indican que las acciones expresadas por ellos están terminadas, si bien el primero señala una mayor proximidad con el presente que el segundo:

Hace un momento ha estado aquí.Estuvo aquí hace un mes.  

Pero para diferenciar estos dos tiempos verbales con mayor exactitud debemos observar si se produce inclusión o no de la acción pasada que expresan en la unidad de tiempo presente; así, mientras el pretérito perfecto representa una acción pasada y terminada que tiene lugar dentro de una unidad de tiempo considerada como presente (sin concluir en el momento de la enunciación de la frase) el pretérito indefinido se sitúa siempre fuera de ella.

 Por lo que se refiere al pretérito imperfecto, para entender su valor temporal no necesitamos, en cambio, discernir si la acción empieza con mayor o menor proximidad al presente, sino que nos fijaremos en el hecho de que tal acción es de carácter durativo, o sea, que no está forzosamente terminada y puede continuar hasta el momento presente:  

Hace unos minutos Luis hablaba por teléfono. 

En el ejemplo se aprecia la posibilidad de que Luis continúe hablando por teléfono en el momento de ser enunciada la frase.  Por su parte, el pretérito pluscuamperfecto es un tiempo verbal que expresa anterioridad con relación a otra acción pasada; por eso en la mayoría de los casos no se utiliza solo, sino en compañía de otro pretérito,frecuentemente un indefinido: 

Cuando llegamos al cine la película ya había empezado. 

Y por último, el pretérito anterior representa con relación a otro tiempo pasado (por ejemplo el indefinido) lo mismo que el pretérito perfecto con relación al presente, es decir, mayor proximidad. Observemos estas representaciones: 

Si comparamos las frases 

Luis se marchó cuando se había terminado la fiesta

Luis se marchó cuando se hubo terminado la fiesta 

observamos que en la primera se expresa la posibilidad de que transcurriera todavía algún tiempo entre el momento en el que terminó la fiesta y aquel en el que Luis se marchó, mientras que en la segunda se nos aclara que Luis se marchó inmediatamente después de terminar la fiesta. Este rasgo de inmediatez se ve apoyado por partículas temporales como en cuanto, apenas, no bien, etc. que suelen acompañar al pretérito anterior. Pero en todo caso, como dijimos, el pretérito anterior se utiliza muy poco. En su lugar los hablantes de español prefieren por lo general el pretérito pluscuamperfecto, y a veces incluso el indefinido:

Luis se marchó cuando terminó la fiesta.

USOS Y VALORES DEL PRETÉRITO PERFECTO

El pretérito perfecto tiene dos usos básicos:

a) Acciones realizadas denlm de un espacio de tiempo presente, es decir, no acabado, como “hoy”, “esta semana”, "este mes”, “este año”, o “en mi vida”; por proximidad psicológica también se usa también con “este mañana” o “este fin de semana” (hablando un lunes) aunque sean periodos terminados. Estas referencias de tiempo pueden estar omitidas, porque el uso del tiempo verbal las presupone.

Este uso contrasta con el uso del indefinido, que se refiere a acciones realizadas en un espacio de tiempo terminado, como “ayer”, “el año pasado", “el otro dia”, “el siglo pasado” o “en l492”.

“Esta semana he ido al cine dos días pero la semana pasada no fui ninguno”

La diferencia cuando hablamos de una persona muerta o una persona viva es clara: “ha escrito más novela que teatro" (autor vivo) I “escribió más novela que teatro” (autor muerto).

O alejamiento de la acción con respecto al momento de la enunciación: ¿que está en Londres? , ¡sí le he visto ayerl” o “¡ya esta! ¡por fin! ¡terminé!”.

También tenemos que considerar que en amplias zonas de habla, contraste no existe y pueden estar expuestos a muestras de lengua dialectales que anulan esta diferencia.

b) Para acciones pasadas recientes, cuando no se explicita el momento en que ocurren, en muchos casos por desconocimiento. El sentido que tiene el pretérito perfecto usado de este modo es que la acción ha ocurrido en algún punto del pasado hasta ahora:

“Ana ya ha vuelto de vacaciones” (no digo cuándo).

“¿Ya has terminado el trabajo de historia?” (no sabemos cuándo).

 Por lo tanto, esta forma verbal se utiliza cuando inscribimos la acción en un período de tiempo que todavía no ha concluido, que no se ha terminado, que llega hasta el momento actual:

 Este año ha llovido muy poco. 
      (= el año continúa…)

A diferencia del PRETÉRITO INDEFINIDO, en que el período de tiempo ya está concluido:

El año pasado llovió muy poco. 
      (= completamente terminado, sin prolongación en el presente)

 No tiene pues ninguna importancia si la unidad de tiempo que utilizamos es más o menos precisa:

       No he visto a tu hermano desde el día de su cumpleaños.
       (= desde el día de su cumpleaños hasta ahora; fecha muy exacta y precisa) 

       ¡No he visto a tu hermano desde hace siglos!
       (= período de tiempo no se puede más vago e impreciso)

No tiene ningún interés para nosotros si se trata de un período de tiempo alejado en el tiempo o muy reciente:

       ¡No he visto de nuevo a mi tía Juana desde que tenía 20 años! 
       (= acción muy remota) 

       Hace un par de horas he encontrado por la calle a un antiguo colega. 
       (= acción muy reciente)

 Tampoco nos interesa si la duración de este período de tiempo es más o menos larga:

       No tengo noticias de Ignacio desde ayer.
       No tengo noticias de Ignacio desde el servicio militar, ¡hace ya 40 años!.

No tiene ninguna relación con el hecho de que la acción esté terminada o no:

       Este verano, los incendios ya han destruido miles de hectáreas de bosque. 
       (= hablamos de incendios ya extinguidos) 

       El incendio ha destruido 20 hectáreas de bosque por el momento.
       (= es muy posible que en este momento el incendio continúe destruyendo hectáreas)

 No tiene ningún interés saber si la acción tiene o no repercusiones hasta el momento actual:

 
       De todas las películas que he visto (hasta ahora, en toda mi vida), «Titanic» es la que más me ha impresionado. 
       (= el efecto, la impresión, duran todavía…) 

       Esta semana he ido al cine a ver «Titanic». ( = he ido, la película ha terminado y basta)

En resumidas cuentas, lo único que es necesario saber es si el período de tiempo se prolonga o no hasta el momento actual.  Cuando no hay una referencia de tiempo clara, podremos sobreentender, podemos imaginar que se habla del periodo de tiempo“hasta ahora” y entonces utilizaremos el PRETÉRITO PERFECTO:

¿Has ido a Venezuela? 
       (= en toda tu vida, hasta ahora)

Lo que no impide que en la respuesta podamos utilizar otras referencias temporales:

      – Sí, he ido varias veces. 
       (=en mi vida) 
       – Sí, fui el año pasado. (= periodo terminado, sin relación con el momento presente)

 Hay sin embargo algunos casos que podemos considerar excepciones:

Con esta mañana, esta tarde, este mediodía, etc. utilizaremos PRETÉRITO PERFECTO aunque hablemos a las 12 de la noche, porque se considera que no se trata de unidades en ellas mismas, sino de subdivisiones de una unidad mucho más importante:HOY.

Lo mismo ocurre con las estaciones del año. Tenemos tendencia a decir, por ejemplo, este verano (aunque estemos en diciembre). 
Pero este razonamiento termina ahí, porque podríamos también considerar que lunes o martes forman parte de una unidad más importante, esta semana, y así hasta el infinito.

Utilizaremos también el PRETÉRITO PERFECTO con la expresión este fin de semana, cuando el lunes o el martes nos refiramos al fin de semana

 Para acercar psicológicamente un acontecimiento:

Ej.:   Mi madre ha muerto el año pasado.
       (la pena es tan presente e intensa, que no es posible no ver una continuidad temporal…

Para alejar un acontecimiento:

Ej.:   Esta mañana no sonó el despertador.
       (= han pasado tantas cosas ese día, que “esta mañana” queda muy lejos para la persona que habla…)

USOS Y VALORES DEL PRETÉRITO INDEFINIDO

Como hemos dicho en el punto anterior, el indefinido sirve para referirse a acciones pasadas realizadas dentro de un periodo de tiempo terminado, se mencione o no.

Los contextos de uso más básicos del indefinido son:

– Relato de las acciones de un día terminado, como “ayer”: “¿qué hiciste ayer?”

– Biografias de personajes. muertos o vivos (en este caso, en contraste con el pretérito perfecto).

– Acontecimientos históricos: “¿cuando empezó la II* Guerra Mundial'?”.

Todos estos temas y situaciones permiten una práctica intensiva sobre la conjugación, muy necesaria por su dificultad, en contextos significativos. Juegos como Trivial pursuit en pasado, documentos periodísticos sobre décadas pasadas y los acontecimientos destacados en ese periodo, selección de las noticias más importantes del año (pas do), o la elaboración de biografias o un currrcuium vitae, son prácticas comunicativas que facilitan la automatización de las formas verbales. En niveles iniciales es importante también, al igual que con el presente, practicar en diálogos la alternancia de sujetos para favorecer la automatización:

– “¿A qué hora te levantaste'?”

– “Me levanté a las 8.”

– ¿Qué desayunaste?”

– “Desayuné leche con cereales.”

La Real Academia Española denomina a este tiempo preterito perfecto simple porque comparte con el pretérito perfecto (compuesto) dos caracteristicas básicas:

– es un tiempo del pasado, por eso pretérito y es perfecto porque la accion expresada se considera oornpletamente terminada.

El pretérito indefinido es un tiempo que se utiliza para hablar de sucesos y acciones del pasado concluidas y que, a diferencia, del preterito perfecto, no guardan ninguna relación

con la actualidad cronológica o psicológica del hablante.

Presentar un hecho único o una serie de aoontecimientos del pasado que no tienen ninguna relación con el presente del hablante:

Maria trabajo en una empresa alemana.

La utilización del pretérito indefinido indica que María ya no trabaja en esa empresa, que

ella desempeñó el trabajo en el pasado. En este caso sin indicar la fecha o el periodo de

tiempo.

En el siguiente ejemplo, se enumeran las acciones que realizó Cristina de camino a su trabajo.

Cristina salió de su casa muy temprano. Tomo su coche para ir a la estación del cercanias en donde compró el periódico, bebió un cafe rapidamente y subió al tren.

En el ejemplo anterior se ve que no es necesario utilizar partículas temporales para situar el hecho en un momento o periodo de tiempo en el pasado, el uso del preterito Indefinido

es suficiente. En estos casos, se suelen emplear adverbios de tiempo o expresiones que fijan la acción o el hecho en un momento o periodo de tiempo del pasado, entre las más

importantes, destacan:

anteanoche la semana pasada/última semana el otoño pasado

anoche el mes pasado/último mes el invierno pasado

ayer la primavera pasada el año pasado

el otro dia el verano pasado en el año ….

Anoche cené con unos amigos en un restaurante mexicano.

La semana pasada novó mucho en la Cordillera.

Hace dos días llego mi familia a pasar las Navidades con nosotros.

En definitiva, el pretérito indefinido se utiliza siempre cuando la referencia temporal no tiene ninguna conexión con el presente del hablante y se habla de hechos o acontecimientos terminados en el marco temporal de referencia.

El año pasado nuestro hijo creció mucho.

Si la referencia temporal incluye el momento presente del hablante se utiliza el

preterito perfecto:

Nuestro hijo ha crecido mucho este año.

Si el hecho no se ve como concluido sino en su desarrollo, se utiliza el preterito Imperfecto:

El año pasado estábamos en España, cuando…

Conlusión: Con el pretérito indefinido podemos referirnos a:

1. Un hecho único:

Ayer regresé muy tarde del trabajo.

Una serie de acciones sucesivas

Los estudiantes llegaron ayer a la universidad alas ocho y media dela mañana, tomaron un café y chariaron un rato en la cafetería y a las nueve entraron en clase.

3. También utilizamos el pretérito indefinido para hablar de hechos del pasado que sucedieron en un periodo de tiempo conocido y limitado que puede ser:

a. un periodo total de tiempo: un año, una semana. etc.

Los obreros trabajaron durante nueva mesas en la construcción del editiclo.

b. un periodo de tiempo en donde se indica el principio y el final del mismo:

Estudiá en la Universidad de Madrid de octubre de 1 971 a junio de 1976.

Los árabes estuvieron en España desde el año 71 1 hasta el año 1492.

3. USOS Y VALORES DEL PRETERITO IMPERFECTO

Adquirir la distinción (implícita) entre un verbo perfectivo (acción acabada) y un verbo imperfectivo (acción inacabada) es algo que no resulta nada sencillo para las personas cuya lengua materna no la tiene.

Por esta razón, la contextualizaeiòn es absolutamente necesaria en la práctica de los pasados. Para aprender el imperfecto como el tiempo para la descripción, en los niveles iniciales se asocia a situaciones claramente descriptivos como:

a) La descripción deépocas pasadas: “¿cómo vivían nuestros abuelos?”. “¿cómo eras de n¡ño?" En este contexto no hay una historia, simplemente se describe un periodo de tiempo pasado sin delimitar el comienzo o el final del mismo.

Este tipo de descripciones se contrastan con otros tiempos como el presente:

“¿cómo vivimos nosotros ahora y cómo vivian ellos en aquel tiempo?”, “antes… en cambio. ahora…"; o con el pretérito perfecto: “¿,cómo ha cambiado el pais desde aquella época?"

b) La descripción del sujeto realizando una actividad en algún punto del tiempo, o lo que se suele llamar “acción en progreso ":

– “Charlábamos (= estábamos charlando) tranquilamente cuando oímos un ruido". En realidad es la descripcion de dos personas charlando en el momento, o unos momentos antes y hasta el momento de ocurir algo (inten-opción producida por el ruido).

– “¡Mientras nosotros preparábamos todo, ellos estaban jugando a las cartasl”.

De nuevo se trata de la descripción de diferentes personajes en un momento dado de la historia. Pero la mera descripcion no constituye el núcleo de la historia, o dicho de otro modo, el imperfecto no cuenta una historia.

Las mejores gramáticas y monografías del español suelen atribuir al pretérito imperfecto

de indicativo un complejo repertorio de usos cuyo denominador común no resulta evidente. Así, se mencionan diecinueve variantes de uso de este tiempo. Todos ellos, no obstante, pueden englobarse en tres valores básicos:

(1) a. Aspecto imperfectivo: “expresa acciones, procesos o estados del pasado en una

visión inacabada”: Al mediodía, llovía.

b. Coincidencia con un pasado: “Expresa acciones, procesos o estados del pasado como coincidentes temporalmente con otra acción pretérita existente en el contexto”: Los saludé cuando se iban.

c. Aspecto iterativo, cíclico o habitual: “la acción se verifica un número indefinido

de veces en el pasado”: Salía del trabajo a las seis.

A los anteriores valores, habría que añadir otros, llamados “dislocados”, “metafóricos” “secundarios”, que adquieren un contenido modal, como los de (2):

(2) Los usos metafóricos

a. Ya nos íbamos.

b. Quería pedirle un favor.

c. Si me tocara la lotería, me compraba un yate.

d. Mañana íbamos al cine.

e. Perdón, ¿cómo se llamaba Ud.?

En (2a), el hablante informa de la intención previa de ejecutar una acción todavía no

puesta en práctica, por lo que las gramáticas se suelen referir a este uso calificándolo de

'imperfecto de conato'. En (2b) se expresa una petición, pero el uso del imperfecto la presenta como mera intención, por lo que resulta cancelable en el caso de que el oyente no pueda satisfacerla. De ahí que se etiquete este uso frecuentemente como 'imperfecto de cortesía'. En (2c), la presencia del imperfecto en la apódosis de la oración condicional refuerza la inmediatez con que se produciría la consecuencia en caso de que se cumpliera la condición. El patrón más frecuente y menos marcado consistiría en usar aquí el condicional en lugar del imperfecto (Si me tocara la lotería, me compraría un yate), ya que en ese caso entre el cumplimiento de la condición y la consecuencia se interpondría un intervalo temporal. El contenido que comunica (2d) es similar al de (2a): se informa de un plan no consumado. Finalmente, en el uso que aquí nos interesa, el imperfecto de (2e) no indica que el interlocutor haya cambiado de nombre, sino que tal tiempo señala a un momento previo en el que el interlocutor transmitió al hablante la información que este le reclama de nuevo por haberla olvidado. En este contexto, tal oración es equivalente a otra en la que el imperfecto aparece subordinado a un verbo de dicción: Perdón, ¿cómo dijo Ud. que se llamaba?

El contenido aparentemente disperso del imperfecto se pone asimismo de manifiesto

cuando intentamos estudiar la correspondencia de sus valores básicos en las lenguas que no disponen de tal tiempo.

Para acabar de complicar el problema, la existencia de imperfecto y perfecto simple en

español permite reflejar a través de esta oposición lo que en otras lenguas debe distinguirse léxicamente a través de verbos diferentes. El siguiente ejemplo, tomado de Gutiérrez Araus 1995: 36) es ejemplo de ello:

(4) a. Mi padre conocía a tu padre desde hacía tiempo.

b. Mi padre conoció a tu padre aquel día

Como dice Gutiérrez Araus (1995:9) al referirse a la enseñanza de español como lengua

segunda, “tradicionalmente, [en la oposición canté / cantaba] ha sido la categoría del aspecto verbal la que ha asumido protagonismo y el resultado ha sido poco clarificador, como se ha podido comprobar en su aplicación […] no sólo a principiantes, sino incluso a estudiantes situados en niveles de perfeccionamiento”. En efecto, la regla pedagógica más tradicional referida al imperfecto es la que señala que el valor básico de este tiempo es el de expresar la duración.

Pero esta regla tiene un grave inconveniente: provoca múltiples errores cuando el estudiante intenta aplicarla conscientemente. Los ejemplos de (5) pertenecen a los corpus recopilados por Vázquez (1991) y Fernández (1997):

(5 ) a. *Durante mi infancia iba dos años a una escuela particular. (Vázquez, 1991: 162)

b. *Conozco a una mujer que estaba mucho tiempo en Argentina. (ídem)

c. *Fui a la playa. Lo pasaba muy bien. (idem)

d. *Ese dia me lo pasé muy bien, salíamos por la noche y conocíamos a gente nueva

(Fernández, 1997: 127).

e. *Vino un grupo … cantábamos y bailábamos hasta la madrugada. (ídem)

f. *En esas vacaciones descansaba mucho. (ídem)

g. *Pasábamos tres largos días en El Cairo. (ídem)

De hecho, ejemplos como los de (6) muestran que la asociación mecánica entre la duración y el pretérito imperfecto es errónea:

(6) a. Estuvo quince años en el extranjero.

b. Durante tres años estudié inglés en la Universidad.

c. El 15 de diciembre estaba en Florencia y el 16 en Milán

d. En aquel momento estudiaba inglés en la Universidad.

Si se le quiere otorgar al imperfecto una caracterización aspectual, el concepto que debe ser utilizado no es el de duración, sino el de “no acotación” o “no terminación”, una noción que tiene que ver con la falta de delimitación temporal del evento. De hecho, el propio término de “imperfecto” (que etimológicamente significa 'no acabado') alude a este valor. En (6a,b) el acontecimiento o el estado descrito es durativo, pero está acotado: tiene un inicio y un final y por eso se expresa con el pretérito perfecto simple (o indefinido). En cambio, en (6c,d) se describen situaciones no acotadas. En el primer caso, la llegada a Florencia pudo producirse antes del 15 de diciembre y la salida de Milán después del 16. En cambio, si dijéramos El 15 de diciembre estuvo en Florencia y el 16 en Milán la presencia en dichas ciudades se limitaría a los días indicados. Por su parte, en (6d) no se dice nada acerca de la acotación temporal del evento de estudiar inglés.

Históricamente, la primera teoría explícita que aparece en la gramática española sobre el

valor del imperfecto es de raíz temporal, no aspectual. La idea básica consiste en derivar todos los usos del imperfecto del valor de coincidencia con un pasado (de ahí que también se la conozca como teoría del copretérito, por el nombre que Bello otorga a este tiempo verbal). Ésta es la tesis que se defiende en la primera edición de la Gramática de la RAE:

(7) “Quando aquella cosa de que se trata se considera como presente respecto de otra ya pasada, se llama pretérito imperfecto: v. gr. llegó mi hermano al mismo tiempo que yo le escribía.” (RAE, 1771: 64)

La teoría temporal del imperfecto es la dominante en la gramática española a lo largo del siglo XIX. Uno de sus defensores más ilustres es Andrés Bello, quien deriva de la noción temporal de coexistencia el valor no delimitado característico del imperfecto:

(8) “Cantaba, co-pretérito. Significa la coexistencia del atributo con una cosa pasada. (…) La duración de la cosa pasada con la cual coexiste puede no ser más que una parte de la suya.

«Cuando llegaste llovía»; la lluvia coexistió en una parte de su duración con tu llegada, que es una cosa pretérita; pero puede haber durado largo tiempo antes de ella, y haber seguido durante largo tiempo después, y durar todavía cuando hablo.” (Bello, 1847: § 628-629)

Una consecuencia importante de la teoría del copretérito es que concibe el imperfecto

como un tiempo secundario, y no primario, en el sistema de la conjugación del español. En efecto: su valor temporal no se obtiene directamente por referencia al momento en que se emite el enunciado (como sucede en los tiempos primarios), sino que se ancla a una referencia previa en

el pasado, indicando coetaneidad respecto de ésta. Este carácter secundario queda claro en la fórmula compleja que otorga Bello (1841) al imperfecto, frente a los tiempos primarios (presente, pretérito, futuro), que se expresan mediante un único concepto primitivo.

La introducción de la noción de "tiempo ampliado" en la teoría de Reichenbach (1947) y su aplicación al imperfecto puede interpretarse como una aceptación implícita de la pertinencia del aspecto a la hora de caracterizar el valor de este tiempo verbal, ya que el contraste entre puntos e intervalos tiene connotaciones inequívocamente aspectuales. Una de las defensas más explícitas de la naturaleza aspectual y no temporal del imperfecto en español aparece en García Fernández (1996, § 4; 1999). Algunos de los argumentos aducidos por este autor serán comentados más adelante.

La tercera teoría sobre el valor del imperfecto es la más reciente y tiene un trasfondo

discursivo. La idea que subyace a este enfoque es que la característica distintiva del imperfecto tiene que ver con la perspectiva temporal desde la que se organiza el discurso. Su primera formulación explícita aparece en Weinrich (1964). Este autor propone estructurar el sistema de tiempos del español en torno de la oposición entre los tiempos del mundo narrado (imperfecto, indefinido) y los del mundo comentado (presente, perfecto y futuro). Dentro del primer grupo, el imperfecto sirve para presentar el fondo o los aspectos descriptivos de la narración, mientras que el indefinido se usa para la narración propiamente dicha.

Se trata de presentar la relación entre un sujeto y un predicado como algo totalmente estático, inmovilizado en un instante, igual que cuando se detiene el proyector en una imagen para analizarla y observarla. Además, el imperfecto le atribuye a la relación sujetopredicado que presenta, el estatuto de mera característica de una situación que el

enunciador está intentando evocar o describir: en el imperfecto no suceden cosas, en el sentido de que lo expresado en imperfecto no remite directamente a su referente extralingüístico (acto, acontecimiento o proceso), al contrario de lo que sucede cuando se

expresa algo en pretérito indefinido. El imperfecto usa elementos extralingüísticos para

plantearlos como marco situacional de una información. Pese a que la teoría del trasfondo discursivo tenga como tal una formulació, relativamente reciente, la intuición que subyace a su planteamiento no pasó desapercibida para algunos gramáticos anteriores.

En la interpretación iterada, por el contrario, el imperfecto puede aparecer en la subordinada porque no acota la duración del predicado principal, que es no delimitado, sino que señala momentos internos sucesivos de coincidencia con él. El ya mencionado valor de la preposición hasta hace que tales momentos se deban interpretar como límites internos de la predicación principal, obteniéndose de este modo la lectura iterada.

Como ya hemos señalado, el contraste entre imperfecto e indefinido permite expresar con frecuencia a través de un mismo verbo eventos de naturaleza aspectual diferente.

4. USOS Y VALORES DEL PRETÉRITO PLUSCUAMPERFECTO

En esta seccion describiremos en términos aspectuales y temporales el pretérito pluscuamperfecto, deteniéndonos en su interpretacion de Perfecto, de Aoristo y de Habitual. Como hemos dicho, con el objetivo de comprender en qué medida esta forma se diferencia del ptetérito anterior, nos concentmremos en las propiedades aspectuales que se pueden atribuir a la presencia de un auxiliar en pretérito imperfecto.

Hemos visto que las fonnas compuestas proceden de una construccién resultative latina, similar a la española <tener + part>. Por lo tanto, podria darse el caso de que el pluscuamperfecto conservase parte de su primitivo significado resultativo. Y asi es: el pluscuamperfecto puede tener interpretacién aspectual de Perfecto, que es aquella en la que se focaliza el estado de eosas posterior al evento:

A las tres ya habia escrito la carta.

También hemos dicho que, segun Kurylowicz, en la evolucion general de los Perfectos, se pasa de focalizar el estado resultante a focalizar el evento anterior, obteniendo asi interpretaciones de Aoristo:

Habia escrito la carta a las tres.

En el caso de:

A las tres ya había planchado las camisas,

a las tres designa un momento de la linea temporal incluido propiamente en el periodo en el que las camisas estén planchadas, pero este momento no es ni el juicio ni el final de dicho periodo. Por lo tanto, el auxiliar de Perfecto había se comporta aspectualmente como un pretérito imperfecto.

Creemos que esta es la idea de Bello (1847) en el §647 de la Gramatica en el siguiente pérrafo, donde se comenta la oracién Cuando Ilegué a Ia playa, Ia escuadra había desaparecido:

“Cuando llegué a la playa, no se veia ya la escuadra»; el no verse coexiste en una parte de su duración con la llegada. de manera que pudo haber principiado mas o menos tiempo antes de ella, pues tal es la fuerza del copretérito no se veía (§287). No verse ya y haber desaparecido es una misma cosa. Si pongo, pues, habia desaparecido en lugar de no se veía ya, el haber desaparecido coexistirá con la llegada, pero de tal manera que pueda haber durado mas o menos tiempo antes de esta.”

En efecto, el momento de tiempo designado por cuando llegué a la playa no es el primero ni el ultimo del haber desaparecido ya la escuadra.

Por lo tanto, podemos afirmar que el pluscuamperfecto, en su interpretacion de Perfecto, denota un estado (el resultado del evento) focalizado imperfectivamente por el auxiliar. En este sentido, se interpreta. pues, como la construccion resultativa <tenia + part>. La diferencia esencial entre <había + part> y <tenía +part> es que haber permite la interpretacion de Perfecto con predicados cuyo complemento directo no es referencial, lo que es imposible con tener.

a. Para entonces ya habia adelgazado cinco kilos.

b. *Para entonces ya tenia adelgazados cinco kilos.

La conclusión es que en la interpretación de Perfecto del pluscuamperfecto, había se comporta como un auxiliar de Imperfectivo.

Hemos visto que las formas compuestas reciben una doble interpretación aspectual y que además de expresar Perfecto expresan también Aoristo. Esta segunda interpretación es consecuencia del cambio de focalización que se produce en la evolución de los Perfectos y que desplaza el foco aspectual del resultado del evento al evento mismo.

La secretaria habia salido de la oficina a las tres.

Como ya hemos apuntado, en este tipo de ejemplos, un complemento adverbial como a las tres sitúa en la linea temporal no el resultado del evento, sino el evento mismo.

En este caso, como ha sido a menudo observado incluso en textos escolares, el pretérito pluscuamperfecto puede ser la forma correspondiente en el discurso indirecto a un pretérito perfecto simple en el discurso directo:

a. Juan dijo: «El lunes vi a Maria».

b. Juan dijo que el lunes había visto a Maria.

Obsérvese que, en efecto, el pluscuamperfecto habia visto es la forma que corresponde en el discurso indirecto de (b) a vi.

Este hecho nos parece muy interesante. Es un rasgo propio del proceso de gramaticalización la erosión del significado original del término que experimenta el proceso. Es esperable, por lo tanto, que en el proceso que va del Perfecto al Aoristo la pérdida del significado permita que una forma ligada a la expresión del aspecto Imperfectivo como el pretérito imperfecto había acabe ligado a la expresión del aspecto Perfectivo o Aoristo; esto es especialmente relevante si asumimos que la distinción aspectual básica es la que existe entre Imperfectivo y Perfectivo o Aoristo.

Tenemos pues un primer elemento para sostener que en la interpretación de Aoristo, el auxiliar del pluscuamperfecto no es ya una forma imperfectiva, puesto que, si lo fuera, no se comprende la equivalencia entre los ejemplos de arriba.

Ademas. el pretento pluscuamperfecto en la interpretacion de Aonsto se comporta como un pretérito perfecto simple y no como un imperfecto con respecto a la combinación con complementos adverbiales temporales. Veamos esta cuestión con detalle. Los complementos adverbiales que delimitan el evento como los introducidos por en o por durante son perfectamente compatibles con el pretérito perfecto simple, pero no con el imperfecto a no ser que la interpretación habitual sea posible :

a. El otro dia lo hizo en dos horas.

b. 'El otro dia lo hacia en dos horas.

c. Lo hacia en dos horas.

a. El otro dia trabajó durante ocho horas.

b. *El otro dia trabajaba durante ocho horas.

c. Trabajaba durante ocho horas

El pretérito pluscuamperfecto, claramente, se comporta como el pretérito perfecto simple, pusto que admite este tipo de complementos sin necesidad de que se active la interpretación habitual:

El otro día lo habia hecho en dos horas.

El otro dia había trabajado durante ocho horas.

A partir de los dos hechos que hemos expuesto, que en el discurso indirecto el pretérito pluscuamperfecto puede corresponder, en su interpretación de Aoristo, a un pretérito perfecto simple y que, combinado con los complementos adverbiales de duración se comporta como un pretérito perfecto simple, podemos concluir que en la interpretación de Aoristo, contrariamente a lo que sucede con la de Perfecto, no queda rasnos del contenido aspectual original del auxiliar.

LA OPOSICIÓN CANTÉ / HE CANTADO

Es un hecho característico de la conjugación española el uso actual y vivo de las dos formas del perfecto de indicativo canté y he cantado, si bien algunos investigadores extranjeros han señalado que tal distinción es una invención de las gramáticas y que el español usa una u otra form indistintamente o dependiendo de preferencias personales Pero para la mayoría de los investigadores existe dicha diferenciación aceptada y mantenida por los hablantes tanto en la lengua hablada como en la escrita, aunque reconoce que no es fácil precisar los motivos de tal distinción. Así es, la relación existente entre ambas formas verbales es, de por sí, bastante complicada, puesto que plantea el problema de la imbricación del aspecto y del tiempo.

Pretérito perfecto simple → (canté) Tiempo que expresa una acción pasada cuya terminación se considera anterior al lapso de tiempo más o menos extenso en que hablamos.

Pretérito perfecto compuesto → (he cantado) Tiempo verbal que expresa un hecho que se acaba de verificar en el momento en que hablamos, o bien un hecho cuyas circunstancias o consecuencias tienen cierto modo de relación con el presente.

Este tiempo [pretérito perfecto compuesto] y el pretérito indefinido [pretérito perfecto simple] coinciden en significar hechos anteriores al momento en que hablamos, no en su transcurrir (que se expresa por el imperfecto), sino en cuanto transcurridos: La guerra ha terminado; La guerra terminó. No representa el indefinido un hecho más antiguo que el representado por el perfecto. Según las circunstancias, podríamos decir: La guerra termino hace tres meses, o La guerra ha terminado hace tres meses. Lo mismo ocurriría enPase por tu calle y He pasado por tu calle. La diferencia entre las dos formas usadas se funda en la extensión que quiera dar el hablante al momento presente en que habla. Si para él esa acción de pasar por tu calle tiene cierta cohesión temporal con el presente, entonces empleara el pretérito perfecto; si, por el contrario, la acción no termina dentro de ese presente psicológico, el tiempo usado será el pretérito indefinido. Ese presente psicológico puede tener una amplitud muy variable: puede abarcar solo el instante actual o puede abarcar muchos años. Ejemplos: Esta mañana ha llovido (el presente psicológico es ‘hoy’); Esta mañana llovió (el presente psicológico es ‘esta tarde’); La guerra terminó hace tres meses (el presente psicológico es ‘este mes’); La guerra ha terminado hace tres meses (el presente psicológico es ‘este año’).

La explicación de la preferencia del indefinido o perfecto es necesario buscarla siempre en el punto de vista del que el habla, en el cual intervienen juntos un elemento objetivo (distancia temporal) y un elemento subjetivo (mayo o menor interés en el hecho).

Aunque en el discurso puedan aparecer otros valores secundarios, el sistema lingüístico del español presenta tres grandes líneas para presente oposición:

1. Valor de pasado continuativo y/o resultativo

2. Valor de antepresente

3. Valor de pasado enfatizador

El valor continuativo y/o resultativo actúa de forma homogénea en todo el dominio hispánico. Sin embargo, los otros dos valores caracterizan solamente una de las dos variedades, o la peninsular o la americana. El valor de antepresente opone el preterito simple y el preterito compuesto sólo en el español peninsular, ya que en el de América el contraste entre tales formas verbales no es determinado por marcadores temporales. Por otra parte, la oposición el pretérito simple y el preterito compuesto para el valor

de pasado enfatizador, de acuerdo con Gutiérrez Araus, ocurre sólo en el español de América. Con esto, pasamos a la presentación descriptiva de cada uno de los valores.

Gutiérrez Araus usa el término continuativo-resultativo, y resalta que este es el uso más extendido en el español de América, pero adoptamos la denominación continuativo y/o resultativo, una vez que no siempre habrá simultaneidad de los dos valores en un único evento:

(1) Felipe siempre ha imaginado historias fantásticas

(2) Ellos se ha preparado para el examen

(3) Milagros se ha cortado el pelo

Cuando hablamos en valor continuativo y/o resultativo para el PC nos referimos a valores aspectuales relacionados a la idea de que un evento o estado, aún perteneciendo al pasado, sigue en el presente o cuyos efectos o resultados perduran en el momento de la enunciación. Con esto, el valor continuativo sería el más adecuado para construcciones como (1), pues el hecho de que Felipe siempre ha imaginado historias fantásticas no trae ningún resultado visible o que se pueda constatar en el presente. La construcción (2) permite la interpretación continuativa-resultativa. Continuativa porque la preparación para un examen es algo que exige un tiempo mínimamente largo — que puede ser de una semana, un mes, un año o toda una vida — y resultativa porque el resultado puede ser constatado, sea por medio de un cambio de actitud, o por el propio resultado del

examen. Ya en (3) la interpretación más inmediata sería la resultativa, puesto que el resultado de alguien haberse cortado el pelo es algo visible, o sea, que puede ser verificado concretamente.

De acuerdo con Gutiérrez Araus, tanto el preterito simple como el preterito compuesto son empleados para aludir a un tiempo pasado. La mayor o menor distancia cronológica entre lo expresado y el momento de la enunciación no es decisiva en la oposición el preterito simple y el preterito compuesto en el español peninsular. Lo que determina tal oposición es el hecho de que el evento o estado sea o no ubicado, por el hablante, en un momento que pertenezca claramente a una perspectiva actual. Así, el determinante demostrativo este, y los adjetivos actuales, presente, o equivalentes, agregados a los marcadores temporales, son los encargados por explicitar la perspectiva de actualidad, como se observa en (4):

(4) En este siglo

En el siglo actual

En el presente siglo

Los ejemplos (4) muestran un valor semántico al cual difícilmente se aplicaría el término antepresente adoptado por Gutiérrez Araus pues se refiere, en realidad, al uso que ha sido denominado, desde Alarcos Llorach (1970), de presente ampliado, o sea, el presente ampliado hacia el pasado, seguido por los marcadores temporales de actualidad, responsables por incluir el momento de la enunciación. Porto Dapena (1989) al referirse al antepresente aclara que tal denominación se aplica a los casos en que el tiempo de la

acción no incluye el momento del habla, aunque se halle muy cercano a él. Esto justificaría su aparición con adverbios como recientemente,últimamente, ya, hace poco, etc.

Llegamos, finalmente, al valor de pasado enfatizador del preterito compuesto, que es un uso específico del español de América.

Gutiérrez Araus, afirma que el hablante emplea preterito compuesto con este valor cuando quiere dar mayor énfasis, mayor fuerza emotiva a una acción que se concluyó en el pasado y que constituye punto culminante de una serie de sucesos:

(5) Inesperadamente apareció un hombre frente a la casa, se acercó a la puerta, llamó al timbre y, al abrir Isabel, ¿sabes lo que le ha dicho?

También existiría el uso del preterito compuesto con valor enfatizador en contextos en los cuales hay alguna marca pragmática de interés y cortesía en el trato interpersonal, como en

(6) He tenido mucho gusto en conocerlo.

Hasta aquí hemos repasado los principales valores atribuidos a la oposición PS/PC actualmente en el españolm peninsular y en el americano. En la secuencia pasamos a tratar de dicha oposición en las construcciones interrogativas únicamente en la variedad americana, una vez que es esta la modalidad que presenta más heterogeneidad de usos y que, consecuentemente, contiene valores determinados por aspectos pragmáticos.

Nuestro interés por este recorte ha surgido a partir de la observación de que en ciertos contextos interrogativos el contraste entre los pretéritos no encuentra explicación, llevándose en cuenta los valores tradicionalmente señalados. Así, a partir del análisis de construcciones retiradas de un pequeño corpus que reúne datos de diferentes zonas de América, nos proponemos a levantar otros factores que estarían determinando la opción del hablante por una u otra forma verbal en contextos tales como:

(7)Martín, ¿has comprado el libro?

(8)Martín, ¿compraste el libro?

Además, se plantea la cuestión de las diferencias interpretativas entre, de una parte, (7) y (8) y de otra

(9)Martín, ¿has comprado libros?

(10) ¿Y en la universidad N.N. qué cursos has dictado?

Hay que recordar que si bien el español dispone, por lo general, de las dos formas, en algunas regiones se han observado preferencias por una de las dos en perjuicio de la otra.

te una diferencia de empleo entre el perfecto simple y el compuesto; no obstante, advierte que esa distinción es lingüístico-psicológica más que gramatical. Para algunos autores, la forma simple se encuentra en decadencia, sobre todo en el habla vulgar madrileña (Gili Gaya, 1970, 160), pero Lamíquiz (1969: 261-262) cree, por su parte, que en Madrid he cantado tiende a desaparecer en beneficio de canté.

Tampoco la situación que muestra el español de América parece estar definitivamente resuelta. Hasta hace poco la opinión general era que el perfecto compuesto se utiliza muy rara vez en el español hablado en América, aunque entre los escritores conviven la forma simple y la compuesta

. Tal estado de cosas se consideraba como confusión de los valores correspondientes a cada una de estas formas verbales. Pero esta aseveración, un tanto apresurada, ha sido revisada por Lope Blanch (1961: 337-385), quien señala que en el español de México la diferenciación entre canté y he cantado obedece a criterios distintos del español peninsular, opinióncompartida en líneas generales por otros autores.

Por otro lado, se ha puesto de manifiesto que hay regiones, como por ejemplo la zona andina ecuatoriana, donde el perfecto compuesto no sólo es una forma con vigencia, sino que incluso ha llegado a adquirir otras funciones desconocidas en el uso peninsular. En cualquier caso, hay que tener en cuenta que las formas verbales que nos ocupan no muestran idénticas funciones en las variedades del castellano peninsular y americano aunque, la oposición no es diferente en todos los usos de España y América, sino que algunos de ellos coinciden.

Pero dejando a un lado todas estas consideraciones y centrándonos exclusivamente en la norma peninsular, las formas canté y he cantado coinciden en significar hechos anteriores al momento del hablante, sólo que las respectivas acciones pasadas que significan, aparte de que se pueden situar en puntos diferentes del eje temporal, no guardan la misma relación con el presente.

En cuanto al perfecto simple, la mayoría de los autores, implícita o explícitamente, reconoce que expresa acciones 'perfectas', esto es, acabadas en el pasado (valor aspectual perfectivo). Sin embargo, para resolver el problema del carácter perfectivo de este pretérito con verbos imperfectivos o permanentes en los que se da una prolongación indefinida del proceso se hace hincapié en el aspecto incoativo que asumen las expresiones construidas con este tipo de verbos.

También se insiste en otra característica: el valor puntual , entendido normalmente como acción momentánea o acción breve y de duración precisa que no atiende ni al desarrollo de la acción ni a sus posibles consecuencias.

Lo cierto es que en las gramáticas se suele llamar la atención sobre la influencia que puede ejercer el semantismo verbal, es decir, el valor semántico de la raíz verbal en la significación de esta forma; esto es, se concede importancia al hecho de que sea imperfectivo o perfectivo su modo de acción.

Por otra parte, desde un punto de vista temporal. Criado de Val (1948: 96), por ejemplo, sostiene que la forma simple corresponde preferentemente a la expresión de un pasado remoto más o menos lejano con respecto al 'ahora' enunciativo, y en todo caso, a un hecho más apartado del presente del que expresa la forma compuesta.

Dado los imprecisos límites existentes entre los conceptos de lejanía / proximidad, ha surgido la siguiente interpretación: 'cerca' = dentro del día y 'lejos' = fuera del día, que no es exactamente lo mismo que decir que cuando en el enunciado aparecen unidades temporales que se refieren a un período de tiempo ya concluido, se usa el perfecto simple, formulación esta última que aparece expresada más o menos así en muchas gramáticas y estudios.

Lo que parece claro es que esta forma verbal posee un significado desligado de cualquier relación con el momento en que hablamos, es decir, esta pretendida íncoatividad del pretérito simple se basa en una mala interpretación de los datos.

Precisamente por esta significación es considerada como la forma verbal más adecuada para la narración, ya que marca secuencias de acciones ocurridas en el pasado que hacen avanzar la historia. Por el contrario, en los relatos no suele aparecer el perfecto compuesto. Esto significa que la frecuencia de uso de cada de estas formas está muy condicionada por el registro y el tipo de texto.

Por otro lado, las diferentes gramáticas señalan características muy semejantes para el perfecto compuesto. Todas ellas coinciden en atribuir a esta forma verbal el valor de acción pasada y perfecta pero que guarda una relación con el presente. Ahora bien, el problema reside en cómo se interprete tal conexión con respecto al acto de habla.

Por ejemplo, en la bibliografía suelen aparecer unidos el criterio de conexión de un acontecimiento pasado con el acto de habla y el criterio de orientación hacia el momento del habla entendido en el sentido de que un acontecimiento se realiza (o no, en la negación) hasta el momento del habla, es decir, 'hasta ahora'. Así, aparece como expresión de una acción que, aun perteneciendo al pasado, continúa en el presente y se presenta como no terminada, como una acción o estado cuyos efectos o resultados perduran en el momento de la enunciación. Por sus resultados aún relevantes, he cantado se asocia al presente.

Considerando la inclusión de la acción verbal con respecto al acto de habla, si hay unidad temporal expresa en la frase y esta unidad abarca el momento en que hablamos, es decir, si se trata de un período de tiempo que no ha terminado todavía, la forma utilizada es el perfecto compuesto. Dicho intervalo de tiempo no posee limitaciones en cuanto a su longitud, esto es, puede ser todo lo dilatado que se quiera con tal que se abarque el momento presente, lo cual permite a Alarcos Llorach hablar del 'presente ampliado', un período desde un punto del pasado hasta el 'ahora' en que se habla o escribe.

En cambio, otros autores consideran que el mejor índice de la conexión con el acto de habla es la proximidad temporal. Según esto, el perfecto compuesto se conecta con el presente por su significado de inmediatez. Y así, también puede aparecer con adverbios o expresiones temporales muy cercanas al presente:últimamente, recientemente, hace unos momentos…

Pero la relación que un pasado guarda con el presente no necesariamente es proporcional a la distancia cronológica que lo separa del momento de la enunciación: una acción pasa

da puede tener relación con el presente aunque cronológicamente esté muy alejada.

Alarcos (1982: 33) señala con toda claridad que la mayor o menor distancia cronológica entre la acción expresada y el momento de la enunciación no es relevante, sino el que esa acción tenga relación con el presente en el sentido de que se trate de hechos que ocurren dentro de un período de tiempo que incluya el acto de habla, tal como ya hemos señalado. De hecho, una misma acción alejada del presente gramatical puede expresarse con las dos formas según el adverbio que la acompañe (Hace tres meses estuve en Londres, pero Este año he estado en Londres). De ahí se deduce que el complemento temporal, cuando aparece, parece determinar la elección de una u otra forma. Insistamos en esta cuestión: cuando tenemos una referencia temporal explícita, canté se utiliza con expresiones como ayer, la semana pasada, el año pasado…, mientras que he cantado expresa acciones que sí llegan temporalmente al momento del hablante (hoy, esta semana, este mes, este año..). Así, con determinados adverbios o complementos análogos parece clara la vinculación o desvinculación con el presente, aunque en ocasiones no se necesita una referencia temporal explícita porque es suficiente

con la situación y el contexto comunicativos, como sucede en la conversación y el coloquio.

De cualquier modo, se insiste de una u otra manera en la relación que he cantado guarda con el momento presente. Como acabamos de ver, con determinados adverbios o complementos parece clara la relación con el presente, pero este enlace puede resultar una noción relativa, sobre todo en ausencia de tales complementos.

Harris (1982: 45) destaca el hecho de que este concepto de relevancia presente, considerado como prototípico del perfecto español, es inherentemente subjetivo y potencialmente inestable, lo que hace que pueda variar considerablemente.

En este sentido se señala que el hablante puede expresar con esta forma verbal su relación emocional y subjetiva hacia el contenido de la oración. En casos como Mi padre ha muerto hace tres años la relación con el presente no es real, sino subjetiva y particular, y por lo tanto, condicionada por factores de tipo expresivo. Así es, ciertos factores expresivos pueden influir en la elección de la forma compuesta. Incluso, ante la dificultad de establecer reglas precisas, a veces se piensa que ese factor de 'conexión con el acto de habla' expresa simplemente el hecho de que el empleo del perfecto compuesto tiene carácter subjetivo o afectivo para el que habla. La valoración por parte del hablante de la

relación entre acto de habla y acontecimiento es un hecho pragmático; en consecuencia, el criterio de 'conexión con el acto de habla' puede ser entendido como un factor semántico-pragmático.

Sin embargo, estoy de acuerdo con Alarcos Llorach (1982: 21) al rechazar la opinión de que sólo la forma compuesta está determinada subjetivamente. En nuestra opinión, es la elección de una u otra forma lo subjetivo, no el resultado de tal elección. Es decir, en ocasiones sólo el juicio del hablante, personal y particular, determina la presencia o ausencia de la relación con el presente, y de ahí la elección de una u otra forma. La selección depende de lo que Alarcos describe simplemente como 'sentimiento personal'.

Hasta aquí, hemos visto que no se suelen considerar como relevantes en la diferencia de empleo entre los dos perfectos criterios aspectuales, como sostiene Alarcos Llorach en su estudio, cuyos juicios han tenido un gran peso en las investigaciones posteriores. La distinción parece depender únicamente de factores temporales, aunque a veces estos factores se determinen subjetivamente. En efecto, para la mayoría es la visión temporal que el hablante tiene lo que realmente importa. No obstante, Alarcos considera el 'tiempo' no sólo como una circunstancia objetiva, sino como un contenido de conciencia, y por tanto, subjetivo. Él explica claramente cuándo la distinción es objetiva y cuándo es subjetiva. En los casos en que la temporalidad no va marcada externamente, como ya hemos insinuado, el concepto de 'presente ampliado' es puramente subjetivo, en cuyo caso puede utilizarse una u otra forma, según se entienda el pasado como opuesto al presente o como prolongación del mismo. Pero las unidades temporales están presentes en el pensamiento, aunque no expresadas, ya que hay siempre en el pensamiento del que habla una temporalidad y ésta hará, según su valor, escoger la forma verbal que más convenga a su significado. En caso de que sí haya algún tipo de referencia temporal explícita, se considera que tiene que haber una correlación entre los adverbios de tiempo o complementos similares y los usos de los dos perfectos, ya que se exigen mutuamente, aunque no hay que pasar por alto que existe una zona de temporalidad pasada en la que los dos pretéritos pueden usarse indistintamente: con adverbios y complementos temporales que indican duración o repetición, si bien con la forma compuesta se indica que la acción se ha producido repetidamente o dura hasta el presente (una acción producida en el 'presente ampliado'), mientras que con la simple se indica que la acción tuvo un término en el pasado (Alarcos, 1982: 27), es decir, por sí mismas marcan la diferencia de sentido temporal.

Pero aunque con este tipo de modificaciones temporales durativas e iterativas pueda usarse tanto el perfecto simple como el compuesto, con siempre y nunca el perfecto compuesto es más frecuente.

Por otra parte, retomando una cuestión pendiente, el perfecto compuesto es considerado como una forma apropiada para el coloquio y el comentario.

Como ya hemos señalado, un plano en el que la diferencia entre el perfecto simple y el compuesto se manifiesta con claridad es en el diferente uso que de estas formas se hace en la narración y en el coloquio.

Como en la lengua corriente es frecuente el comentario y en la lengua literaria, la narración, Paiva en la lengua hablada común la forma verbal compuesta es más frecuente que la simple, lo cual no significa que un perfecto esté suplantando al otro; la forma compuesta es la adecuada para el diálogo dramático, lo que justificaría su mayor frecuencia en las obras teatrales. Por ello tiene mucha importancia el tipo de texto en el que se basen los recuentos. Sin embargo. Criado de Val (1948: 103) señala en otro momento la mayor impulsividad y viveza del pretérito en comparación con el perfecto, e indica que son causas eufónicas las que en multitud de ocasiones determinan su empleo o sustitución por la forma compuesta. También para Paiva Boleo (1936: 41) son determinantes las causas de orden afectivo y estético o eufónico, aunque este filólogo portugués (1936,42) considera que por lo general es la forma compuesta la más usada para expresar impulsos o afectos. Alarcos Llorach (1982: 34), por su parte, acepta la idea de que, a veces, el elemento afectivo puede determinar el empleo de la forma compuesta, pero no está de acuerdo con Paiva Boleo al exponer que son razones estéticas o eufónicas las que condicionan el empleo de una de las dos formas. En realidad, no resulta convincente Paiva Boleo (1936: 42) cuando señala que se emplea el perfecto compuesto para evitar la forma irregular (por ejemplo, he andado en lugar de anduve), aparte de que no es mucho lo que

se adelanta con afirmaciones de este tipo.

Es cierto que normalmente se espera que exista una correspondencia precisa entre la perspectiva de temporalidad que el pretérito expresa y la constatada por el complemento temporal, pero aunque en general, debe darse dicha correspondencia, esto no quiere decir

que el complemento determine el perfecto que se ha de usar, puesto que ambos están relacionados fenomenológicamente. Si no tenemos esa correspondencia, la expresión resulta poco idiomática.

Dejando a un lado los casos en los que el intercambio parece posible, en ocasiones se emplea el perfecto simple o el compuesto aun estando acompañados del mismo complemento temporal, lo que pone de manifiesto la relatividad de las reglas antes enunciadas: basta en principio un caso en que hoy, por ejemplo, se combine con el perfecto simple o ayer con el compuesto.

En efecto, aparecen casos en los que no se da la correspondencia precisa entre el complemento temporal y el pretérito usado, por lo que parece haber una dislocación del significado básico o bien una suplantación de un perfecto por otro. Así, teniendo en cuenta el panorama de distinciones antes expuesto, pueden resultar hasta cierto punto extraños enunciados como los siguientes:

Ayer se ha clausurado el simposio, El mes pasado ha bajado el índice de precios al consumo, Hoy se clausuró el simposio. Esta semana se celebró el festival de cine. Desde ayer ardieron quinientas hectáreas del parque nacional,

ejemplos entresacados de los medios de comunicación social por Alcoba Rueda (1990: 90), aunque no son exclusivos de este tipo de situación comunicativa. Por una parte, se trata de enunciados en que se usa el perfecto simple para expresar el antepresente o pasado inmediato (Hoy los Reyes visitaron el Museo del Prado), y por otra, la forma compuesta es usada con significados que pertenecen a un pasado muy remoto sin que este significado se continúe hasta el presente o implique duración alguna una vez realizado, remitiendo el complemento la acción directa y específicamente a un momento del pasado (Ayer he visto a Juan). Parece que son relativamente más frecuentes los casos en que se

usa la forma simple para expresar el antepresente inmediato, ya que, según Otálora Otálora (1970: 26, 27), el empleo de la forma compuesta por la simple es escaso y limitado a ciertos verbos.

No existe unanimidad sobre si tales usos son gramaticales o no, aunque no se puede negar que son usos aceptables semántica y comunicativamente.

En realidad, el uso y frecuencia de estas formas verbales en los medios de comunicación no ha sido debidamente examinada. Las afirmaciones que acabamos de exponer están basadas en una documentación bastante limitada, por lo que dichas conclusiones han de ser tomadas con cautela a la espera de ser confirmadas en estudios más minuciosos. Y en cuanto al estudio de la prensa escrita, creemos que hay que estudiar por separado el titular y el cuerpo de la noticia, ya que el titular presenta unos rasgos diferenciadores muy acusados por tratarse de unidades privilegiadas al estar destacadas gráficamente.

Por último, podemos preguntamos qué es lo que se pretende con estos empleos. En cuanto al uso de la forma simple por la compuesta, según Ota-lora Otálora (1970: 27), responde a una necesidad de expresividad enfática.

Explica que con este uso se tiende a destacar objetivamente el hecho en cuestión, para lo cual se usa un signo verbal que automáticamente destaca el pasado.

En cuanto a los casos en que el perfecto se refiere a un momento específico del pasado porque el complemento remite la acción a un determinado momento del pasado, Otálora Otálora (1970: 28) cree que quizá se puedan explicar estos usos por la existencia de cierto estado emocional, debido al cual el hablante quiere atraer el pasado hacia el presente en la medida de lo posible con el fin de mostrar que siente la acción como actual.

Pero para este estudioso (1970: 24), el empleo del perfecto compuesto para indicar una acción limitada al pasado no es de empleo peninsular, sino madrileño especialmente, y limita tal uso al 'habla popular'

En todo caso, creemos que tanto en el empleo del perfecto simple para expresar el pasado inmediato como en el empleo de la forma compuesta con acción limitada al pasado se quiere de algún modo destacar o dar relieve al acto que el verbo representa, aunque en última instancia la carga expresiva y afectiva depende de la intención del hablante o escritor. Y con respecto a su aparición en los medios de comunicación, no hay que olvidar que el lenguaje periodístico tiende a realizar unos usos especiales como pretendidas señas diferenciadoras de su modo de comunicación. No obstante, a veces lo único que se consigue es un choque expresivo entre la forma del verbo y la forma del adverbio que hace que la expresión resulte un tanto rara, impactando al lector u oyente, pero por lo contradictorio.

Puede que alguno de estos usos se consolide con el tiempo. Es posible porque el lenguaje cambia y se renueva constantemente, pero de momento no podemos predecir la suplantación de un perfecto por otro, tal como ha ocurrido en otras lenguas.

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