El Primer Capitulo El Sustantivo Rumanodocx
=== El primer capitulo – el sustantivo rumano ===
EL PRIMER CAPĺTULO
EL SUSTANTIVO RUMANO
Paralelos linguísticos rumano español
Cuando se trata de concordancias o coincidencias entre dos lenguas que pertenecen al mismo grupo genealógico, hay diversas posibilidades de explicarlas. En primer lugar se piensa en un origen común, es decir en la continuación de hechos existentes ya en la lengua de base. Si las lenguas en cuestión han tenido durante siglos relaciones sea directas, sea indirectas, por los pueblos que las hablan, tenemos que considerar las coincidencias también como el resultado de préstamos recíprocos.
A pesar del origen común y de las circunstancias históricas propiamente dichas, no todos los fenómenos semejantes o idénticos pertenecientes a dos idiomas de un mismo grupo genealógico pueden explicarse de las maneras indicadas. Cada lengua tiene su evolución propia, que difiere más o menos de la evolución de otras lenguas y le da su fisonomía especial, le crea una tipología aparte, que a menudo la aleja de su aspecto original y, en cambio, la acerca a una tipología ajena. Intervienen por un lado lo que algunos lingüistas llaman leyes internas de desarrollo específicas para cada idioma, denominación bastante vaga, que, en su contenido, podría, según mi opinión, ser comparada con el concepto de sistema de los estructuralistas, y por otro lado la "parentela elemental", idea introducida en la lingüística general por Hugo Schuchardt y que, en definitiva, sería casi idéntica a lo que los mismos lingüistas entienden bajo el nombre de leyes internas generales de desarrollo del lenguaje humano. La existencia de las últimas se explica por la similitud muy grande, por no decir identidad, de pensar y de sentir de los hombres, sin tener en cuenta el tiempo y el lugar donde viven.
Es cosa conocida que la lingüística románica apareció, como disciplina científica, después de creada la lingüística indoeuropea, que le sirvió de modelo no sólo desde el punto de vista del método (histórico-comparativo), sino a veces también en cuanto al fin de la investigación (la reconstrucción de la lengua originaria, pese a que ésta no era desconocida para los romanistas). Así se explican el historismo y comparatismo exagerados de la lingüística románica hasta hoy en día y la insistencia casi exclusiva sobre los elementos comunes que teóricamente se explican como una continuación de los hechos latinos correspondientes.
El español y el rumano han atraído en particular a los neolingüistas, cuyo representante principal, M. G. Bartoli, interpretando de un modo demasiado dogmático algunos resultados de la geografía lingüística, afirmó y se esforzó en demostrar que estas dos lenguas poseen una serie de rasgos arcaicos, debidos a su posición de áreas laterales, que no se encuentran en los demás territorios de la Romanía. Los hechos invocados por Bartoli para sostener su punto de vista pertenecen, en su gran mayoría, al léxico y además no son todos ni importantes, ni convincentes. En un artículo mío, publicado últimamente en el folleto Dos estudios de lingüística románica, Montevideo, 1964, he demostrado, creo, que el español y el rumano son con bastante frecuencia innovadores. El mismo Bartoli afirma en otro trabajo suyo que el rumano es el más arcaico y al mismo tiempo el más evolucionado entre los idiomas románicos. Eso quiere decir que difiere mucho del español, lo que no debe sorprendernos, si no olvidamos que el rumano se ha constituido y desarrollado en condiciones totalmente distintas a las del español: ha sido desde el principio una isla rodeada de lenguas extranjeras, que han ejercido un influjo muy fuerte sobre él.
Mi opinión es que, para conocer mejor una lengua, para penetrar un poco más profundamente en su estructura, es preciso compararla con otras, en primer lugar con aquéllas que pertenecen al mismo grupo genealógico, tomando en consideración ante todo sus rasgos específicos, que la distinguen de las demás, o, si se trata de hechos semejantes o idénticos, hay que estudiar no los que representan la continuación de los hechos ya existentes en la lengua de base, sino las innovaciones debidas bien a las leyes internas de cada una, bien a las leyes generales de desarrollo del lenguaje humano.
En el dominio de la sintaxis, el español y el rumano conocen dos innovaciones muy características, que han aparecido en cada lengua sin ninguna relación con la otra. Se trata en primer lugar de la expresión del complemento directo nombre de ser humano utilizando una preposición entre el verbo y el sustantivo: a en españoleé (< lat. per) en rumano. Por ejemplo: esp. No conozco a su amigo, que es, según dicen, una gran personalidad; rum. nu cunóse pe prietenul d-voastrá, despre care se spune cá e o mare personalitate. Ni el latín, ni las demás lenguas románicas, salvo el portugués, que ha evolucionado en condiciones históricas muy semejantes al español, y algunos dialectos italianos del sur, tienen construcciones parecidas. La causa de esta innovación debe ser la necesidad de evitar la confusión entre el sustantivo sujeto y el sustantivo objeto, que en lenguas como las mencionadas, con un orden muy libre de las palabras en la oración, es muchas veces posible. Entre el español y el rumano hay diferencias en cuanto a la cronología y a la utilización del complemento directo preposicional, en el sentido de que la lengua de Cervantes creó esta innovación mucho antes que el rumano y además la aplica de una manera más rígida y también un poco más extendida. Pero estos pormenores no tienen importancia: lo principal es el hecho mismo, que demuestra que innovaciones tan características pueden aparecer en dos o más lenguas pertenecientes al mismo grupo genealógico sin ningún influjo de una en las otras.
La segunda particularidad sintáctica común al español y al rumano es la reanudación o la repetición, bajo la forma del pronombre personal inacentuado, del complemento directo e indirecto expresado por un sustantivo o por pronombre acentuado sin que importe su posición con respecto al verbo: esp. le he visto a Juan — rum. l-am vázut pe Ioan; esp. le di a Juan el libro — rum. i-am dat lui Ioan cartea. Se trata, en este caso, también de una innovación, puesto que el latín no conocía tales construcciones. La innovación española es más antigua que la rumana, como resulta del hecho que la primera se ha generalizado, por lo menos en el lenguaje corriente, mientras que en el rumano la generalización es definitiva sólo cuando el complemento precede al verbo.
Es preciso desarrollar la discusión, para clarificar las cosas. Construcciones sintácticas similares no son ajenas a otras lenguas románicas, sobretodo al portugués, al francés y al italiano. Sin embargo, el fenómeno parece estar más extendido en español y en rumano y, lo que tiene una importancia mucho más grande, su tendencia a generalizarse es muy fuerte, sobre todo en el aspecto más o menos literario de estas lenguas, a pesar del origen oral, es decir popular y familiar, del fenómeno. En cuanto al español, Samuel Gili y Gaya, Curso superior de sintaxis española, afirma que la repetición, bajo la forma de un pronombre personal inacentuado, gana terreno en la lengua moderna. Lo mismo ocurre en el rumano actual.
La concordancia entre tantas lenguas románicas podría ser interpretada como la continuación de una construcción idéntica del latín. Y tanto más, cuanto que la reiteración del complemento mediante un pronombre personal aparece también en el latín vulgar. Por ejemplo: omnem terram quam tu aspicis tibí dabo Mam; Peregrinum filium in lege sancta Christiana collocabi eum. Tal hipótesis no es aceptable, porque entre las diversas lenguas románicas que poseen esta construcción hay diferencias importantes en cuanto a la cronología del fenómeno, a su extensión, a la preposición empleada, etc. Se trata, sin duda alguna, de una innovación específica para cada lengua, cuya causa inicial fue la necesidad de orden estilístico de insistir sobre la noción más importante de la oración. En muchos casos el carácter estilístico se ha conservado hasta hoy día. El rumano y el español han gramaticalizado la construcción, en el sentido que la repetición pronominal del complemento es ahora una verdadera regla gramatical, sin ningún matiz de orden estilístico.
El fonetismo del español y del rumano ofrece también modificaciones paralelas que merecen ser citadas y discutidas. La más importante es la transformación de e átona en i. El fenómeno parece estar más extendido en rumano que en español, y en cuanto al último, mucho más frecuente en el español americano que en el de Europa. Me expreso de este modo, porque los trabajos de dialectología general consagrados al español peninsular contienen pocas cosas y no siempre bastante claras sobre este asunto. Vicente García de Diego conoce el fenómeno sólo en posición final, y exclusivamente para el dialecto asturiano: traen "traer", veri "ver", miyoris (o mitsoris) "mejores".
Mucho más ricas son las informaciones en la Dialectología española de Alonso Zamora Vicente, según el cual -e > -i aparece en los dialectos leonés, extremeño y riojano y en judeoespañol: león, malis, esti, emboqui, ondi, entonéis, fami, partí, etc.; extrem. alcaldi,pobri, airi, dendi, golpi, además en todas las formas verbales: manáis, matin, ponin, puedi, vienin; rioj. buenas taráis, ya li dicho. Por el judeoespañol, Zamora Vicente no cita ejemplos, pero afirma lo siguiente: "En las vocales finales es de destacar la tendencia a cerrar -o, -e en -u, -i respectivamente.
La diferencia entre el rumano y el español no consiste exclusivamente en el tratamiento desemejante aplicado a esta vocal, como dije, indirectamente, más arriba. Mi lengua materna difiere del español también en cuanto a la extensión del cierre de e según su posición en las palabras: -e > -i es general en muchas hablas rumanas, mientras que e medial > /, que aparece en todas las regiones del dacorrumano (cuando se trata del vocabulario latino antiguo, la misma lengua literaria conoce este cambio), presenta una situación muy compleja y oscilante no sólo de una región a otra, sino también en las regiones que cierran siempre la e átona final. Por eso, a pesar de la identidad del fenómeno, su explicación no puede ser idéntica para las dos posiciones de la vocal.
La tendencia fonética a la cual me referí más arriba ha intervenido solamente en el caso de la e final: la fuerza articulatoria y la capacidad de información disminuyen en final de palabra y la consecuencia es el cierre de las vocales abiertas. El mismo cambio fonético, cuando se trata de la posición medial, es el resultado de la influencia que ejercen recíprocamente los sonidos constituyentes de la palabra, debido a su interdependencia natural e inevitable. En el primer caso debemos verlo como una modificación fonética espontánea, en el segundo, habitualmente, como una modificación condicionada (asimilación o disimilación). La gran mayoría de los cambios condicionados pertenecen a las palabras más o menos recientes, de origen culto, y representan, por lo tanto, una característica del lenguaje popular y semiculto.
Los hechos examinados hasta aquí, bastante numerosos, confirman, creo, que el español y el rumano poseen una serie de concordancias que merecen un estudio más amplio y más profundo que el mío, pero no para demostrar que ambas lenguas pertenecen al mismo grupo genealógico, sino, como ya dije al principio de mi comunicación, para presentarlas bajo aspectos menos conocidos y para ilustrar la exactitud de la idea de que no todas las semejanzas que existen en dos o más lenguas de origen común tienen que ser explicadas históricamente, es decir partiendo de este origen.
El sustantivo rumano
En rumano consideramos la categoría de género en el caso del sustantivo como una categoría léxica. La mayoría de las gramáticas rumanas conciben esta categoría como gramatical. Según eso, la desinencia del sustantivo expresa además de las otras funciones también el género, por lo cual se cuenta con la existencia de la acumulación de funciones o con una acumulación más grande. Al contrario, nuestro enfoque hace posible interpretar algunos segmentos en las formas de sustantivo rumano como aglutinantes. Tradicionalmente, en rumano consta esta categoría de tres miembros: masculino, femenino y neutro. Sin embargo, parece posible la interpretación de que no existe el neutro, ya que pertenecen a este grupo palabras que se portan — con regularidad absoluta — en singular como masculinos y en plural como femeninos. La mayoría de los sustantivos rumanos expresan la categoría de número. A la base del sustantivo se une un sufijo, que expresa singular o plural aglutinantemente. Hay estas posibilidades:
Existen algunos sustantivos rumanos, que no expresan la categoría de número (ochi, unchi, nume, codice, muncitoare). Muchos sustantivos rumanos expresan la categoría de número simultáneamente con la categoría de caso. Estos sustantivos los podemos clasificar en dos grupos:
1. Sustantivos, que tienen una desinencia para expresar nominativo o acusativo en singular, una desinencia flexiva para la expresión del genitivo o dativo en singular, y finalmente un sufijo aglutinante que sirva para la expresión del plural. Existen estas oposiciones:
Sustantivos que tienen en singular una desinencia para el nominativo y el acusativo y una para genitivo y dativo, que tiene la misma forma que el sufijo para la expresión del plural. Existen estas oposiciones:
Algunos sustantivos rumanos disponen de una desinencia para expresar el vocativo en singular (hay dos desinencias sinónimas –e y –o). Otras funciones de casos son expresadas mediante palabras independientes (las preposiciones, los artículos – véase seguidamente) o mediante el orden de palabras, o sea, por los medios aislantes. La categoría de determinación en rumano es muy complicada, ya que existen en esta lengua cuatro tipos de artículos: artículo definido, indefinido, posesivo (genitivo) y adjetivo (demostrativo). Formalmente, el artículo indefinido, el posesivo y el adjetivo son palabras independientes. El artículo definido es un segmento enclítico, que se une al sustantivo. Hay que preguntarse, cómo interpretar este segmento desde el punto de vista tipológico. A primera vista parece que se trata de un sufijo aglutinante – a la palabra, que ya tiene una desinencia (de número y caso) o sufijo (de número), se le une el artículo expresando otra función, la determinación.
Sin embargo, el artículo definido expresa en su forma también otras categorías gramaticales (número, género, caso) y en algunos casos se fusiona con la desinencia del sustantivo (por ejemplo cas–ă es la forma sin artículo, cas–a la forma con artículo). En estos casos el artí- culo funciona como una sola desinencia, que expresa flexivamente las funciones gramaticales. Sin embargo, son más frecuentes los casos en los que la desinencia se mantiene, aunque se agrega el artículo. Por esta razón consideramos el artículo definido como segmento aglutinante que expresa solamente la concordancia en género, número y caso con el sustantivo. La situación es paralela a la del español, a saber, existe una combinación de rasgos de varios tipos en un signo. Los rasgos flexivos del artículo aglutinante en rumano se puden interpretar como la consecuencia de la influencia de los fuertes rasgos flexivos de los nombres rumanos (sustantivos, adjetivos y pronombres).
En la morfología del sustantivo rumano, se manifiestan sobre todo el tipo aislante (la expresión de la determinación por artículo indefinido, posesivo y adjetivo, la expresión de las funciones de caso), el tipo aglutinante (la expresión de número por un sufijo, la agregación de artículo definido) y el tipo flexivo (la expresión de caso y número por una desinencia).
A diferencia de las demás lenguas romances, el rumano tiene tres géneros: masculino, femenino y neutro, manteniendo así el neutro heredado del latín. Sustantivos masculinos para seres masculinos o objetos que se consideran por tradición masculinos: om (hombre), cal (caballo), pom (arbol), expert (experto), exportator (exportador), soldat (soldado), informator (informador), inovator (informador), mascul (macho), marinar (marinero), măr (pom), semănător (sembrador), seminarist, etc. Sustantivos femeninos para seres femeninas o objetos considerados femeninas: fată (muchacha), femeie (mujer), floare (flor), pisică (gata), carte (libro), stea (estrella), ciupercă (seta), asistentă (enfermera), inspecție (inspección), poză (foto), poșetă (bolso), etc. Sustantivos neutros para objetos: cer (cielo), stilou (ma), nume (nombre), metrou (metro), drum (camino), chibrit (cerilla), nivel (nivel), hotel, joven (sombrero de copa). Los sustantivos que denominan algunos animales tienen una sola forma para masculino o femenino: gândac (cucaracha), țânțar (mosquito), fluture (mariposa), elefant.
La mayoría de las palabras que terminan en "ă" son femeninas, mientras que los nombres con final consonántico son masculinos o neutros. Las palabras que terminan en "e" suelen ser femeninas, aunque entre ellas hay también bastantes masculinos, como pește "pez" y câine "perro". Algunas veces se puede modificar el género utilizando sufijos. De femenino a masculino se utiliza el sufijo "-oi": pisica (fem) – pisoi (masc) = gato y el proceso opuesto se logra con el sufijo "-ică": lup (masc) – lupoaică (fem) = loba. Los sufijos mas frecuentes para cambiar los sustantivos masculinos en femeninos son: -a, -iță, -ească, -ca, -oaică, -toare; y los femeninos en masculinos: -oi, -an. Ejemplos: poștaș (cartero) – poștășiță, muncitor (trabajador) – muncitoare.
El morfema del genero
Desde el punto de vista de la clasificación, se puede discutir sobre el género bajo dos aspectos: el de los temas (y en este caso se plantean especialmente problemas léxico-semánticos) y el de los morfemas (las posibilidades de combinación entre el tema y el morfema de género). En la clasificación del sustantivo español se nota el carácter más estable de los morfemas de género en comparación con el latín; predomina la agrupación en función de la oposición morfema cero, -o para el masculino/ -a para el femenino. No se excluyen las interferencias, pero hay menos interferencias que en latín. De este modo, el morfema -e no puede ser considerado clasificador porque no manifiesta preferencia por determinado género: monte, timbre (m)/serie, llave (f)- Igualmente se comporta a veces el morfema cero: papel, lápiz (m)/'ciudad, virtud (f).
En rumano, hay pocos casos en que la clasificación de un sustantivo, según el género, se pueda hacer sólo sintagmáticamente; en función de los cambios (transformaciones) de la realidad social —la aparición de los nuevos términos— los sustantivos diferencian el sexo mediante morfemas o sufijos (cosmonaut/cosmonauta). Resulta de aquí que el grado de formalización en la organización del sistema de morfemas del género está mejor realizado en los idiomas rumano, español e italiano, y en relación discontinua en francés.
El mantenimiento —a nivel románico, especialmente occidental— del carácter difuso de unos morfemas (el mismo morfema para más términos de la correlación de género) explica en gran medida la gran frecuencia del artículo y el desarrollo de las relaciones de determinación, en comparación con el latín.
El rumano destaca por una gramaticalización más rigurosa, en el sentido de que guarda una mayor homogeneidad en los sistemas de morfemas. Generalmente, en la mayoría de los idiomas románicos, los morfemas gramaticales no soportan variaciones fonéticas. La relación riplaciva entre los formantes m/f resuelve sólo la gramaticalización de las diferencias de sexo de los animados. En rumano, el animado y el inanimado no presentan relaciones de conmutación; por esto, para los inanimados, el morfema de género se presta sobre todo a una explotación no gramatical (es decir, semántico- éxica). Por lo demás, también los otros idiomas románicos se manifiestan del mismo modo, pero, principalmente, no mediante los morfemas del inanimado, sino, especialmente, mediante las posibilidades que ofrecen varios esquemas de combinación con el artículo (por ejemplo, en español, la oposición la capital el capital).
Los idiomas románicos, especialmente el rumano, se caracterizan cada vez más por la intolerancia frente a este tipo de nombre sustantivo. Por lo tanto, el morfema de género con función de clasificador se ha modificado en las lenguas románicas; en comparación con el latín, ganó en precisión y especificidad, pero mantuvo la diferencia A/I, que se valoró en el proceso de formalización.
El morfema del género aparece en las personas tercera y sexta de les pronombres personales (egli/ella, esso/cssa, lui/iei, essi/esse, loro/elle I. En rumano, la situación de los adjetivos desde esle punto de vista es más sencilla que la de los sustantivos. Los morfemas cero y -u se manifiestan especialmente en el masculino y neutro (alb, negru), ya, -ie al femenino (alba, roye); el morfema -e es común para todas las formas de género (verde, dulce, mare). Como en otros idiomas románicos, el género se manifiesta en los pronombres personales, especialmente las personas tercera y sexta (vd. también las explicaciones de A. Martinet sobre el desarrollo de la oposición m/f en indoeuropeo); lo mismo ocurre en cuanto a algunos pronombres de cortesía (díusul/ dinsa, dumnealui/dumneaei). Igualmente, el género se expresa por medio de morfemas en algunos pronombres posesivos: meu/mea, nostru/noastra, etcétera —la oposición -uj-a, -a. En cuanto a los pronombres demostrativos, la oposición es ceroj -a, a: acest/aceasta, acel/acea: para las formas acesta/aceasta el morfema no tiene función de clasificador y la diferencia se expresa mediante determinadas variantes fonéticas internas (la oposición vocal/diptongo) o por medio de la relación riplaciva entre lie. En cuanto a los pronombres y adjetivos relativos-interrogativos, el género se manifiesta sólo bajo la forma A/I —como ocurre generalmente en la mayoría de las lenguas románicas (cine/ce) y se trata sobre todo de una oposición léxica. En algunos de los pronombres indefinidos el género está marcado por los morfemas y variantes fonéticas del tema: alt/alta, tot/toată, etc.; en otros indefinidos se marca sólo la oposición A/I (cineva/ceva, nimeni/nimic). En los numerales cardinales, el morfema de género se identifica en el caso de la oposición unu/una, unjo y en los ordinales sólo en íntiiul/íntiia, primul/prima (los demás ordinales marcan el género por medio de la doble articulación en el numeral colectivo); la oposición de género se da sólo en el plural (amandoi/amandoua).
EL SEGUNDO CAPĺTULO
EL SUSTANTIVO EN ESPAÑOL
El esquema conceptual detrás de la categoría gramatical del sustantivo
Todos hemos aprendido, gracias a las gramáticas de tipo tradicional, que algunas categorías gramaticales pueden tener una definición en la que es central el significado que se les asigna. De este modo, un sustantivo puede definirse como aquella categoría por la que se designa a una persona, animal, cosa o lugar. Entre los múltiples problemas que tiene una definición de este tipo se encuentra que no distingue el significado de la designación; es decir, entre aquello que se entiende por una palabra, el concepto al que esta nos remite, y el objeto de la realidad al que se nombra.
Por otra parte, existen palabras que, siendo sustantivos, no encajan en ninguno de los términos que comprende la definición antes dada. Por ejemplo, pesadez o explosión no parecen representar a unas cosas en el sentido concreto que esta palabra tiene. Por esta razón, modernamente se ha venido diciendo que la caracterización de una categoría gramatical a partir de lo que esta representa es errónea, ya que no hay patrones semánticos constantes que se asocien a las funciones de morfemas, sustantivos, verbos y otros elementos de la gramática. De esta forma, se ha propuesto enfáticamente que una definición estrictamente formal es lo más justificado y teóricamente coherente.
Así, pues, el sustantivo, al ser una pieza de la armazón sintáctica, puede definirse a partir de las otras categorías que coocurren con él: un sustantivo es la palabra que puede ser el sujeto de la oración (y por tanto se halla en concordancia con el núcleo de la frase verbal), o la que puede tomar como determinante a un artículo definido (como el y la).
Este punto de vista, tan aceptado entre los lingüistas, contrasta claramente con la premisa de que la gramática, y por ende sus categorías, deben describirse a partir de los conceptos que ellas representan. Al desecharse las definiciones nocionales de las categorías, se les cierra la puerta a explicaciones coherentes de varios fenómenos relacionados con la interpretación plena de enunciados. Sobre este respecto, Frawley observa que, si bien un sustantivo no siempre es el nombre de una persona, animal, cosa o lugar, resulta que siempre una persona, animal, cosa o lugar se nombra mediante un sustantivo. Este hecho está más allá de ser una tendencia de uso, contrastada, como ya se mencionó, por excepciones aparentemente inexplicables para una definición nocional. Por el contrario, si se asume una caracterización semántica que emplee los principios cognitivos la separación radical entre significado y forma gramatical deja de tener sentido: la forma y los significados son mutuamente dependientes.
Si los significados dependen más de procesos para elaborarlos que de un conocimiento estático sobre lo que significa algo, entonces, para que un concepto sea considerado un sustantivo, lo que hacemos es construirlo de una manera específica en la que prima el criterio espacial. A partir de esto será posible mostrar cómo la división entre los nombres contables (por ejemplo disco) y los no contables (como carne o harina) guarda estrecha relación con la marca gramatical de número: esta se explica a partir de la representación asignada a un sustantivo y no solo a motivaciones estrictamente formales.
Si bien se asume que los objetos físicos (como los ya mencionados personas, animales, cosas o lugares) son referentes prototípicos para la categoría sustantivo, es necesario notar que un esquema basado solo en los prototipos no se podrá aplicar a los otros miembros de la categoría (aquellos sustantivos que no se corresponden con entidades físicas) si es que no tiene modificaciones.
Así, pues, la caracterización esquemática que incluya como sustantivos tanto a los casos centrales como a los que no lo son puede enunciarse de la siguiente manera: un sustantivo perfila una región en algún dominio cognitivo (un espacio conceptual). Por ende, un sustantivo cualquiera elabora un esquema sustantivo abstracto. Así, el sustantivo queda definido como una estructura simbólica que instancia un esquema abstracto de entidades; en términos más simples: un sustantivo designa a una cosa. Este último término se emplea de la manera más abstracta posible; no hace referencia solo a objetos físicos, sino que cubre todo aquello que puede concebirse o referirse: objetos, relaciones entre entidades, sensaciones, interconexiones, estados, puntos en una escala, ubicaciones en el campo visual, etc.
Esta definición de sustantivo supone el uso de un importante principio cognitivo: la conexión que se establece entre distintas partes que se asumen de algún modo relacionadas. Esto es lo que permite determinar una región, que es un rasgo principal de la caracterización de un sustantivo.
El género, clase gramatical y significado del sustantivo en español
El género es definido como una propiedad de carácter inherente, es decir, paradigmático, de los nombres y de los pronombres, en lo que comprobamos que en principio no se habla de los adjetivos, sino en cuanto a los efectos que el género del sustantivo o pronombre produce en estos, así como en los determinantes, cuantificadores y otros. De modo que la definición de género, hasta aquí, no incluye ni a los adjetivos ni a los determinantes, por no ser inherente en ellos.
El tópico de que «el género sirve para diferenciar el sexo del referente» solo aparece en un segundo momento. En ese caso, vale preguntarse si el género gramatical aporta información semántica. Los ejemplos alcalde/alcaldesa, yerno/nuera, profesor/profesora nos indican que el género aporta información semántica en aquellos sustantivos cuyos referentes son seres animados, ya que allí suele diferenciar el sexo que les corresponde, aunque, como veremos, en estos tampoco lo hace de modo absoluto. En los restantes casos como el alta, la tarde, ese mito el rasgo de género carece de interpretación semántica, lo cual nos lleva a preguntarnos cuál es su valor y si existe un morfema flexivo de género en español – dado que un morfema es una unidad de contenido y expresión, entendido como segmento al que corresponde esa información morfológica.
Si estos segmentos permiten diferenciar personas o animales de género diferente, su terminación genérica es informativa y por tanto es un morfema de género (gallina, gato, sacerdotisa, hijo, jueza, leona). Pero en los otros casos se atribuye a esas terminaciones el carácter de “marcas segméntales o marcas de palabras (casa, libro, monte), lo que las capacita para ciertos procesos fonológicos y morfológicos (casona, librote, montecito) sin convertirlas en depositarias de información genérica.” A partir de su lectura, Luis Enrique Rodríguez nos hace notar que los morfemas de femenino que no son la –a nos plantean problemas. –ina, por ejemplo, se advierte claramente como morfo opuesto a –e en el par héroe / heroína. Sin embargo, la oposición Papa / Papisa ofrece dudas en cuanto a la segmentación del morfo de género femenino. En otros casos, como actor / actriz, cabría reducir el morfo femenino a –iz, que es el segmento que cambia, frente a la consideración tradicionalde –triz.
El género es, por tanto, un elemento clasificador de los sustantivos de la lengua española en masculinos y femeninos. El neutro, presente en los demostrativos (esto, eso, aquello), en los cuantificadores (tanto, cuanto, mucho, poco) y en los pronombres personales (ello, lo), está ausente en los sustantivos. Por esto, y porque los modificadores de los neutros no se distinguen formalmente del masculino: Eso es monstruoso. Mucho bueno. Aquello fue asombroso. Esto es cierto, el neutro no se considera un tercer género, sino “exponente de una clase gramatical de palabras que designan ciertas nociones abstractas.”
Es muy interesante la idea de que, aunque las oraciones no tienen género, los pronombres que se refieren a ellas son necesariamente neutros: ¿Dijo que llamaría? No, no dijo eso. Aseguró que ella era la responsable, pero yo no lo creo. Esquemáticamente podríamos decir que el modo de expresar el género condiciona la clasificación de los sustantivos, del siguiente modo:
Una vez revisada de manera sucinta la evolución del género en español, conoceremos los planteamientos teóricos de la Nueva gramática de la lengua española (NGRALE). En esta nueva gramática׃ “El género es una propiedad inseparable de los nombres y de los pronombres, que determina la concordancia con los determinantes, los cuantificadores, los adjetivos y, en diferentes ocasiones, con otro tipo de palabras” (La niña rubia, Él es muy guapo, Este carro viejo, Las manzanas eran suyas).
Del mismo modo, el género determina el sexo del referente de sustantivos animados (perro-masculino) / perra-femenino). En español las clases de palabras que admiten género son el sustantivo, el adjetivo, el artículo, el pronombre y el participio. La NGRALE (2009: 6) expone que el hecho de que “…los sustantivos no tengan género neutro, y que ningún adjetivo posea formas particulares para concordar de esta manera con los pronombres, son factores que llevan a pensar que el género neutro no es propiamente un tercer género del español, equiparable a los otros dos, sino más bien el exponente de una clase gramatical de palabras que designan ciertas nociones abstractas”.
Es importante recordar que en español solo quedan restos del género neutro latino en el artículo (lo), los pronombres (ello) y las sustantivaciones con lo. Además, pueden ser neutros los demostrativos (esto, eso y aquello) y los cuantificadores (cuanto, mucho). En cuanto al género y sus clasificaciones, existen sustantivos que aceptan variación de género. En este caso la distinción se suele marcar mediante la terminación (primo/ prima, tío/ tía), pero otros permanecen invariables y el cambio de género se efectúa mediante el artículo (el/la artista, el/la ayudante).
La NGRALE clasifica los sustantivos por su género de la siguiente manera:
1. Género heterónimo. Cuando el sustantivo adquiere diferentes formas léxicas para cada género: hombre/ mujer, caballo/ yegua, padre/ madre.
2. Género común. Aparece en los sustantivos que tienen una forma invariable tanto para el masculino como para el femenino. Por medio del artículo, o del adjetivo, nos indican su género: el/ la astronauta, e/ la modelo, el/ la testigo.
3. Género ambiguo. Los sustantivos que designan cosas inanimadas pueden llevar indistintamente artículos y adjetivos masculinos o femeninos, sin afectar su significado; es decir, estos sustantivos aceptan ambos géneros. Su uso está condicionado por criterios geográficos: el/la azúcar, el/el calor, el/la mar.
4. Género epiceno. Aquellos sustantivos que poseen un único género, tanto para un sexo como para el otro, en personas y animales: la persona, la cigüeña, el cocodrilo. Muchos de los sustantivos epicenos que designan animales y plantas son modificados por los términos macho y hembra (la hormiga hembra / la hormiga macho, el lagarto macho/ el lagarto hembra). En el caso de seres humanos, la especificación suele hacerse con masculino/ femenino o varón/ mujer (el personaje femenino, la víctima masculina). En otros casos el género del sustantivo colectivo se contrapone al que normalmente corresponde a los elementos de las agrupaciones que las forman, como en el mujerío (de „mujer‟) o la torada (de „toro‟).
Por otro lado, cuando se hace referencia a sustantivos que designan seres animados, el masculino no solo se emplea para referirse a los individuos del sexo masculino, sino también para designar la clase que corresponde a todos los individuos de la especie, sin distinción de sexos (El hombre es un ser racional, „ser humano‟). En los sustantivos que nombran a seres vivos la distinción de género suele responder a una diferenciación de carácter sexual, el masculino designa al „macho‟ y el femenino a la „hembra‟ (niño/ niña, toro / vaca). En los sustantivos que nombran cosas o seres inanimados, la distinción de género corresponde a una diferencia de tamaño o extensión de los objetos designados (cesto/ cesta, saco/ saca, naranjo/ naranja).
Las normas que establecen el género de los sustantivos, según la NGRALE, son las siguientes:
1. Son masculinos cuando el sustantivo termina en -o, -or, -aje, -an (el libro, el dolor, el paje, el pan). Las excepciones son pocas: la mano, la nao, la libido. Los nombres que correspondan a personas de sexo masculino serán también masculinos, aunque terminen en -a (el poeta). Los sustantivos en -ema, -oma, – uma son masculinos (el idioma, el tema, el telegrama, el fantasma, el clima, el sistema). En español son de género masculino los colores, los números, los siglos, los años, los puntos cardinales, los días de la semana, los ríos, los lagos, los mares y los océanos. Generalmente son masculinos los metales, los idiomas, los vinos, los licores, las notas musicales, las estaciones (a excepción de la primavera), los montes, las cordilleras y los equipos de fútbol.
2. El género será femenino cuando los sustantivos terminen en -a (la taza, la cama), en -umbre, -ie (la cumbre, la serie), en -ción, -sión, -d, -z, -zón (la canción, la visión, la virtud, la sazón, la tez). Las excepciones son: el pez, el corazón, el tropezón, entre otras. Los sustantivos femeninos terminados en -o son generalmente abreviaciones: la foto („fotografía‟), la moto („motocicleta‟). Usualmente son de género femenino las islas (las Islas Baleares), las compañías (la Ford), las letras del alfabeto (la b), las horas (las cuatro) y las carreteras (la Panamericana). Los nombres de países terminados en -á son 27 masculinos (Canadá), pero las ciudades son femeninas (Bogotá). Los nombres de monedas terminadas en -a son femeninas (la lira), si terminan en -o o consonante masculinas (el peso, el dólar).
3. Además, existe el género natural, es decir si el sustantivo corresponde a un animal o una persona de sexo femenino o masculino este será del mismo sexo (el hombre/ la mujer, el actor/ la actriz, el rey/ la reina). Si el masculino termina en -o, el femenino se forma en -a (el doctor/ la doctora, el enfermero/ la enfermera), si termina en -or, -ón, -és, -ín, el femenino se forma añadiendo la -a (el profesor/ la profesora, el león/ la leona, el francés/ la francesa, el bailarín/ la bailarina), y si termina en -nte, -ista o en consonante no cambia, la terminación es la misma para ambos géneros (el periodista/ la periodista, el cantante / la cantante, el joven/ la joven). Por último, algunos sustantivos admiten artículo femenino y masculino, pero su significado cambia (el frente „parte delantera‟/ la frente „parte superior de la cara‟, el capital „dinero‟/ la capital „ciudad‟, el cura „sacerdote‟, la cura „medicina‟).
Junto a estos sustantivos marcados morfológicamente, existen también otros sustantivos llamados heterónimos, que designan a sustantivos animados, como por ejemplo marido– mujer, carnero-oveja. Estos pares presentan lexemas diferentes para cada sexo. Se utilizan palabras diferentes para designar a los sustantivos animados según si son del sexo masculino o del femenino: frecuentemente, la diferencia se marca mediante la morfología o mediante el léxico.
Problemas del uso genérico del masculino
El uso genérico del masculino es la forma que se prefiere emplear en plural cuando el hablante quiere referirse tanto a entidades masculinas como a femeninas pertenecientes a la misma clase. Cuando nos referimos a sustantivos animados, se suele aplicar en español el género masculino para aludir a toda la especie, tanto en singular como en plural. En tales casos, no se diferencia entre los sexos, y las mujeres se incluyen dentro de este género común, según la Nueva gramática de la lengua española.
En el ejemplo que vamos a ver a continuación que aparece en una página web de Universidad Complutense de Madrid, se puede comprender que se alude a tanto los alumnos varones como a las alumnas femeninas: Alumnos con necesidades educativas especiales/específicas. El masculino se considera, por esta razón, el género no marcado en el castellano; el femenino, por otro lado, sería el género marcado.
La NGRAE señala que existe actualmente una tendencia en el lenguaje oficial (de la prensa y los documentos administrativos y políticos) de emplear el desdoblamiento de los títulos para hacer explícito que se trata de los dos sexos: Esta información se actualiza constantemente, según los cambios que se ingresan en la base de datos diariamente y que realizan los propios abogados y abogadas. Mediante su uso los ciudadanos y las ciudadanas podrán optar por el contacto inicial con abogados y abogadas cercanos a su residencia, a la Región Judicial donde se verá la acción judicial y especializados en la materia que interesan. Según la NGRAE, que manifiesta la opinión de las Academias de la Lengua de los países hispanohablantes, este desdoblamiento es innecesario y menos económico que usar el género común. Se admite que se puede utilizar, sin embargo, como forma de cortesía, sobre todo cuando se trata de sustantivos heterónimos como, por ejemplo, damas y caballeros.
Como hemos visto, el género animado masculino tiene dos funciones: la específica y la universal o genérica, mientras que el género animado femenino posee solo una: la específica. Por eso para el grupo NOMBRA y otras asociaciones de defensa de los derechos de la mujer, el hecho de darle una función globalizadora y universal al género masculino, implica que el género femenino tiene un sentido de inferioridad y de dependencia con respecto al primero. Esta es la opinión de varias feministas, entre ellas María Ángeles Calero Fernández. Calero afirma que las formas femeninas a menudo se construyen explícitamente sobre las masculinas mediante la adición de morfemas específicos, como por ejemplo profesor – profesor-a. Esto provoca que “al constituirse el femenino a partir del masculino, aquél adquiera una connotación de dependencia con respecto a éste” y así “la mujer queda regalada a un segundo plano”.
Normas, distribución y estimación social de los sustantivos con diferente genero
Al tratarse de una gramática panhispánica, se pone mucha atención en reflejar la variedad de normas, su distribución y su estimación social. Así, por ejemplo, se discute la presencia y aceptación de marcas de género que designan profesiones o actividades desempeñadas por mujeres (soldada, abogada, árbitro, notaria) u hombres (modisto, amo de casa, azafato). En la NGRALE se desestiman formas como soldada mujer militar sin graduación, por coincidir su forma con otro sustantivo de la lengua sueldo, salario, estipendio. Sin embargo, se acepta el par perito/ perita, en el cual se da el mismo caso. Se considera, con razón, que el crecimiento paulatino, y el incremento del prestigio de las formas con moción genérica, relativas a oficios y profesiones tiene que ver con el desarrollo social y el acceso de las mujeres a estos cargos, lo que las irá imponiendo cada vez más sobre las comunes.
La ausencia, poco uso o difusión irregular de sustantivos en –a para ciertos nombres de profesiones, ocupaciones o actividades se atribuye a tres causas: la connotación peyorativa que puede adquirir el homónimo (sobrecarga); factores morfológicos – por ejemplo, los sustantivos en –er son comunes en cuanto al género: bachiller, ujier – y factores sociales como la preferencia de las profesionales del ramo por la variante común (la médico). Asimismo, se anota la preferencia actual en el lenguaje administrativo, político o periodístico por las formas desdobladas del tipo los hombres y las mujeres, compañeros y compañeras, unos trabajadores y unas trabajadoras, que contradicen el valor genérico del masculino, al considerarlo como un acto de invisibilización patriarcal de la mujer. Este fenómeno puede tener su origen en la heteronimia del par del tratamiento alocutivo damas y caballeros, pero no se recomienda más que para casos de este tipo, o de ambigüedad, pues su generalización viola el principio de economía del lenguaje. Entre otros ejemplos de diferencias regionales comprobados pueden anotarse los siguientes: yerna, ovejo, marimacho/marimacha, el mujerío, choferesa, tigra, ogra/ogresa, Pilarcita, Pilarín.
EL TERCER CAPĺTULO
LOS SUSTANTIVOS EN CIEN ANOS DE SOLEDAD. COMPARACION ESPANOL-RUMANO
3.1. Características de la obra de García Márquez
«Escribir bien es saber explotar la realidad, estimar sus infinitas posibilidades, y darse cuenta de que ella "no termina en el precio de los tomates", según la graciosa expresión de García Márquez cronista y prestidigitador mental del destino hispanoamericano. En la proteica historia narrativa de Occidente desde 1605 hasta nuestros días hay una constante fundamental: el imperativo de sentir, de ver y de decir algo nuevo; la etimología de la palabra novela nos lo recuerda. Por una parte, la tradición literaria exige la conservación del género. Por otra, la imaginación particular de cada narrador es un nuevo esfuerzo por alterarlo. De esa tensión nace la vitalidad de las mejores obras»
Teniendo la intención de ser breves, ya que nuestro trabajo no es literario sino morfosintáctico, iremos enumerando lo que, a nuestro entender, podríamos denominar como las notas más relevantes del estilo de García Márquez, no sin antes manifestar coincidencia con lo expresado en el párrafo anterior. En efecto, la experiencia vivida por cualquiera persona, la observación de su entorno, el continuo flujo y reflujo del devenir humano, provocan un enorme impacto en la sensibilidad de todo escritor. Es lo que le pasa a García Márquez. Si es verdad que posee una fantasía desbordante y le lleva a inventar e imaginar situaciones, paisajes, historias, no menos verdad es que este autor parte de la realidad, del hecho puntual -como en el caso de Crónica de una muerte anunciada-, del acontecer cotidiano, del estado de penuria económica y opresión de todo un pueblo. Nosotros nos atreveríamos a afirmar que fantasía y realidad conforman el mundo del novelista. La novedad y el recuerdo, la noticia y el hecho vivo, dan a los argumentos de cada novela del escritor colombiano la clave para interpretarlas. Sería muy difícil de entender en profundidad las novelas de García Márquez – en sentido argumental- si no partimos de la base de que este hombre está totalmente inmerso en la problemática social de su país y se constituye él mismo como denunciador de las injusticias y de las calamidades de los hombres que le rodean.
Como notas predominantes relacionadas con nuestro estudio podríamos destacar las siguientes:
Parquedad y extrema concisión en sus relatos. Es un novelista poco dado al adorno; prosa sustantiva, incisiva, directa. Un buen ejemplo de este quehacer y característica del novelista colombiano es Crónica de una muerte anunciada. Así comienza esta novela:
«El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la ma- ñana para esperar el buque en que llegaba el obispo. Había soñado que atravesaba un bosque de higuerones donde caía una llovizna tierna, y por un instante fue feliz en el sueño, pero al despertar se sintió por completo salpicado de cagada de pájaros» (p. 49).
Prosa sustantiva la de García Márquez. Por tanto, los adjetivos son utilizados cuando definen categóricamente; es decir, el novelista no hace uso del adjetivo para un mero adorno y embellecimiento de su narrativa, sobre todo – y perfectamente – en la novela soporte de nuestro trabajo, sino como aquel instrumento que ayuda al lector a prestar atención al sustantivo – portador de la esencia, de la sustancia- como epicentro de sus narraciones. Sin embargo, existe en la novela una página que, por ser excepcional, llama más la atención; en ella la abundancia de los adjetivos salta a la vista de tal forma que la podríamos tomar como prototipo del empleo del adjetivo en la novela estudiada en cuanto a forma, función y significación:
«Sin embargo, aun sin la bendición del obispo, la fiesta adquirió una fuerza propia tan difícil de amaestrar, que al mismo Bayardo San Román se le salió de las manos y terminó por ser un acontecimiento público. El general Patrocinio San Román y su familia vinieron esta vez en el buque de ceremonias del Congreso Nacional, que permaneció atracado en el muelle hasta el término de la fiesta, y con ellos vinieron muchas gentes ilustres que sin embargo pasaron inadvertidas en el tumulto de las caras nuevas. Trajeron tantos regalos, que fue preciso restaurar el local olvidado de la primera planta eléctrica para exhibir los más admirables, y el resto los llevaron de una vez a la antigua casa del viudo Xius que ya estaba dispuesta para recibir a los recién casados. A l novio le regalaron un automóvil convertible con su nombre grabado en letras góticas bajo el escudo de la fábrica. A la novia le regalaron un estuche de cubiertos de oro puro para veinticuatro individuos. Trajeron además un espectáculo de bailarines, y dos orquestas de valses que desentonaron con las bandas locales, y con las muchas papayeras y grupos de acordeones que venían alborotados por la bulla de la parranda» (p. 84).
Uso preferente del pretérito indefinido o pretérito perfecto simple. Es muy frecuente el uso de este tiempo en Crónica de una muerte anunciada, tal vez por el carácter narrativo de la novela. A l estar contando unos acontecimientos acaecidos en el pasado, el pretérito indefinido es el tiempo que mejor se acomoda a dicha narración.
De todos es sabido que el pretérito perfecto simple – el indefinido – es un tiempo absoluto; es la forma absoluta del pasado. Siguiendo a Samuel Gili Gaya diremos que el pretérito indefinido «con verbos perfectivos expresa la anterioridad de toda la acción; con los imperfectivos, la anterioridad de la perfección». Sin embargo, al leer cualquier novela de García Márquez como, por ejemplo, Crónica de una muerte anunciada, Cien años de soledad o El otoño del patriarca, nos damos cuenta que «el tiempo no suele transcurrir sucesivamente, sino que da vueltas en redondo. Por medio de la circularidad, y por medio de la concentración, García Márquez busca la expresión de la eternidad. Logra centrar en Cien años de soledad y en El otoño del patriarca, todos los tiempos del universo en uno solo: el presente»
Esta es la sensación – al menos así nos lo parece – que produce al leer, por ejemplo, este fragmento:
«Bayardo San Román reventó cohetes, tomó aguardiente de las botellas que le tendía la muchedumbre, y se bajó del coche con Angela Vicario para meterse en la rueda de la cumbiamba. Por último ordenó que siguiéramos bailando por cuenta suya hasta donde nos alcanzara la vida, y se llevó a la esposa aterrorizada para la casa de sus sueños donde el viudo Xius había sido feliz. La parranda pública se dispersó en fragmentos hacia la media noche, y sólo quedó abierto el negocio de Clotilde Armenta a un costado de la plaza. Santiago Nasar y yo, con mi hermano Luis Enrique y Cristo Bedoya, nos fuimos para la casa de misericordias de María Alejandrina Cervantes. Por allí pasaron entre muchos otros los hermanos Vicario, y estuvieron bebiendo con nosotros y cantando con Santiago Nasar cinco horas antes de matarlo. Debían quedar aún algunos rescoldos desperdigados de la fiesta original, pues de todos lados nos llegaban ráfagas de música y pleitos remotos, y nos siguieron llegando, cada vez más tristes, hasta muy poco antes de que bramara el buque del obispo» (p. 90).
El léxico que presenta las novelas de García Márquez es exuberante además de la complejidad de la sintaxis compuesta, sembrada de oraciones subordinadas, de participios y de gerundios.
3.2. Analisis lexical si semántico de la obra de Gabriel Garcia Marquez
La obra literaria de Gabriel García Márquez pasea por el mundo extravagante de Macondo; el autor enfoca y analiza los conceptos del poder, la historia, e ideologías políticas, cuyo epicentro narrativo se localiza en la forma de vida de una nación. El tiempo en esa aldea lejana se apodera de la eternidad, dando rienda suelta al amor, las pasiones, la soledad y la muerte. A través de la literatura de sucesos y anécdotas familiares más o menos notables, nos cuenta sus propios recuerdos de paseos por lugares inimaginables, desconocidos hasta entonces, de su tierra natal; la muerte es su obsesión y la herramienta eficaz, creando rasgos de irrealidad de personajes sobrenaturales que fluyen en ficciones, en cuentos de memorias, saberes y dichos.
García Márquez, alguien quien representa a través de sus libros la historia de su vida, su gente y su cultura, refleja el mundo violento del contexto en que se produce su obra. Con una literatura que es portadora de hechos históricos y un sinnúmero de significados dentro de la cultura, porque en resumen, la literatura como arte, es la identificación y el tono de conciencia que el escritor quiere expresar acerca de la realidad que desea exponer y divulgar mediante poderosas imágenes.
De esta forma, García Márquez logra cambiar las imágenes/metáforas para conseguir un efecto mayor entre sus lectores. La imagen, la idea, la metáfora, la frase, la palabra, el verbo, el sustantivo, el adjetivo, cada uno de ellos es eficaz en el contexto.
Lo importante que se abstrae de su obra literaria es el carácter del tono en el contexto y la forma, el resumen o compendio de su extensa obra, que contiene abreviada y resumida la materia tratada en ella y que expone (casi siempre) lo más imprescindible o preciso. A través de la metáfora y de la imaginación, el autor logra transmitir una idea del contexto violento en el que le tocó vivir. García Márquez se aparta voluntariamente de muchas de las ligaduras lingüísticas existentes para embellecer y llegar a otra forma más profunda, pero eficaz.
En el carácter más estructural, el autor utiliza la metáfora (fuera de lo usual y corriente) y le da uso artístico literario en su obra. En cuanto a su obra periodística, le da un uso informativo y comunicativo muy eficaz y convincente. Por consiguiente, García Márquez se identifica con su propio proceso literario, y utiliza los elementos lingüísticos semánticos que le convienen. El resultado no es exactamente un léxico común de la realidad, pero sí es obvio, su lenguaje poético.
En la relación entre lo poético y la realidad se establece una distancia que queremos analizar cómo proceso creativo. La principal razón de ello, es que creemos en la posibilidad de establecer los nexos de ficcionalización que llevan a García Márquez a construir un mundo imaginario en función del mundo real efectivo que conoce.
A propósito, podemos aludir a la idea de configuración de mundos posibles que Karl Popper había establecido, refiriéndose a una tercera esfera de creación imaginaria, al mundo del sueño — a nuestro entender situable en el mismo plano que el de la creación literaria— para trazar las líneas por las que se mueve ese proceso que va de lo conocido a lo soñado, cómo se construye un universo ficcional en función del terrenal, del efectivo, contrastado día a día por una realidad que permite, mediante transformación, llegar a la virtualidad de la literatura.
La definición de lo virtual, en los tiempos que corren, nos acerca aún más a la necesidad de buscar los anclajes con lo real. No podemos desdeñar los conocimientos históricos y biográficos que concurren a una creación literaria, igual que no podemos desaprovechar las “pistas” textuales que nos llevan más allá de lo escrito por el autor. Lo referencial del texto es una de las bases sobre las que nos queremos apoyar para llegar a una serie de conclusiones valorativas sobre la magna obra que ahora nos ocupa.
3.3. La metodologia
La metodología también orienta a una crítica textual de la obra en sus relaciones con el entorno. El uso de la palabra es una consecuencia de la voluntad de asignar determinados significados al discurso. Leyendo y analizando esta obra literaria del escritor colombiano, y teniendo en cuenta que:
…los especialistas en lingüística cognitiva adoptan un enfoque más empírico hacia el significado y dicen que no se trata tanto de que el discurso “tenga” un sentido intrínseco, sino que el sentido es algo que los usuarios del lenguaje asignan al discurso.”
La idea es, pues, ver hasta qué punto García Márquez, como usuario de una variante concreta del español, asigna valores a su utilización del lenguaje y cómo estos valores tienen un sentido ideológico, un arraigo político, histórico y cultural.
Su obra en prosa, en verso, sus novelas, cuentos, teatro, prensa y cine han generado crítica extensa, que sirve de guión para muchos centros de estudio sobre el contexto social y literario en que se mueve García Márquez; el análisis de sus obras es el epicentro de esta investigación y por consiguiente el aspecto lingüístico y humanístico de su obra.
En las puertas del siglo XXI, hemos venido observando la valoración del análisis del discurso en su vertiente social. Es decir, las metodologías analítico-discursivas que hasta ese punto habían desarrollado sus investigaciones estaban constreñidas por cierto grado de inmanentismo; es decir, se limitaban a lindar el universo lingüístico, separado de sus ámbitos de uso. Los métodos formales han servido, durante casi cien años, para entender las estructuras narrativas, la repetición de esquemas y la articulación del lenguaje con voluntad artística. Otras líneas de estudio literario, sin embargo, han preferido decantarse hacia la observación del hecho artístico como producto del contexto. Tanto unas como otras, partiendo de una concepción distinta de la metodología de análisis de la literatura, acaban por buscar una explicación al significado de la expresión. Así, pues, entendemos que la expresión (lingüística) se encuentra en la raíz del comentario de la obra literaria. Bien es cierto que, como apuntábamos con la cita anterior de van Dijk, nos podemos acercar a ella entendiéndola como producto o uso condicionado por circunstancias diversas. Si ya Bajtín asumía el discurso de la novela de la siguiente manera:
El hablante en la novela es esencialmente un “hombre”social, históricamente concreto y determinado, y su palabra es su lenguaje social (aunque en germen) y no un "dialecto individual". El caracter individual y los destinos individuales, así como la palabra individual, sólo determinada por ella misma, son para la novela, en sí mismos, indiferentes. Las particularidades de la palabra del héroe procuran siempre una cierta significación social, y son lenguajes potenciales. Por eso la palabra de un héroe puede ser el factor que estratifique el lenguaje, introduciendo el plurilingüismo en él.
El hablante en la novela siempre es, en una u otra medida, un “ideólogo”, y sus palabras siempre son “ideologemas. “ Un lenguaje especial en la novela es siempre un punto de vista especial a cerca del mundo, un punto de vista que pretende una significación social.
Deducimos de ello que el discurso de García Márquez procede de un contexto social y tiene su proyección hacia ese entorno condicionante de su producción.
Entre principios y mediados de los años noventa del siglo XX, se recupera la necesidad de establecer los nexos entre lo expresado por el hablante (por el escritor, en este caso) y la situación de enunciación: la dimensión pragmática de la literatura, recogida ya en parte por los estudios de la estética de la recepción y por Umberto Eco en su Lector in fabula. Desde esta perspectiva nos podríamos explicar, por ejemplo, que la idea de lector modelo en García Márquez pueda tener diferencias entre sus obras. La nuestra sobre el autor, la de Autor Modelo, también puede variar a lo largo del recorrido por su obra, más cuando ésta se sigue atendiendo a una cronología productiva.
Las condiciones de emisión, como decimos, son diferentes. Al cambio del contexto se debe añadir la evolución de la política y de los políticos en Colombia. No estamos hablando únicamente de literatura, sino de cómo la historia, la política, la economía, puede condicionar las perspectivas de un escritor a la hora de confeccionar su producto literario.
Partimos, es bien cierto, de un momento de renovación estética de interés para Hispanoamérica y para el fenómeno de recepción que se produjo a posteriori. La sorpresa de los horizontes de expectativas creados sobre un modelo neorealista se dio en un contexto muy concreto. La Europa del neorrealismo, de la literatura comprometida (engagée, en el sentido sartriano del término), de las filias y fobias sobre el marxismo en la literatura, se vio sorprendida por un enfoque nuevo de la narrativa. Es decir, en el repertorio del lector medio europeo había desaparecido el referente de lo imaginario confundido con lo real, la disolución de fronteras entre lo verosímil y lo inverosímil, construído desde la voluntad del autor-Dios. Era la otra vuelta de tuerca que el escritor ejercía sobre la vieja Ironía Romántica, la llamada por algunos Ironía Surrealista.
A pesar de los aderezos fantásticos, de las tensiones entre una opción de puro inmanentismo sobre el uso de la imaginación y la de una voluntad de reflejar el mundo iberoamericano en su dimensión mágica, el contexto convulso, violento y politizado tuvo una importancia crucial en el desarrollo intelectual de nuestro autor. Por ello, asistimos a la aparición de algunos trabajos encaminados a buscar los orígenes de determinado tipo de textos. Así lo hacía Dominique Maingueneau:
Por lo tanto, el análisis del discurso puede interesarse por el mismo tipo de corpus que la sociolingüística, el análisis de las conversaciones, etc., pero, apoyándose en estas disciplinas vecinas, toma un punto de vista diferente.” Dominique Maingueneau agrega además: “Como el análisis del discurso está en un punto de encuentro de las ciencias humanas, es de una gran inestabilidad.”
En su trabajo Le context de l’oeuvre littéraire, (1986) analizaba las causas y las consecuencias de la producción literaria y cómo éstas condicionaban, a su vez, la expresión. En la serie de condiciones que se establecen de manera previa a la expresión literaria radica buena parte del significado. Es decir, según las opciones lingüísticas que se le ofrecen al escritor, éste elige en función de unos criterios — una ideología—que, seguramente, está condicionada por su postura artística, cultural, social, política.
Queda claro que el autor pertenece a un entramado social y sus opciones temáticas y estilísticas responden a una elección. En ese sentido podemos incluir al autor entre los hombres capacitados para fabricar una realidad (la creación literaria) sobre los fundamentos de la realidad social que le circunda. Como Wodak, y Meyer, en Método del análisis crítico del discurso escriben:
…la realidad es significativa y existe en la forma en que existe únicamente en la medida en que la gente, que se halla en todos los casos vinculada o «entretejida» con los discursos (socio históricos), y que está constituida por ellos, le haya asignado y siga asignándole un significado”.
Además, en Ideología y Discurso, Van Dijk escribe sobre el tema:
Resumiendo, en la medida en que las personas actúan como miembros de grupos sociales, manifiestan ideologías concretas en las acciones y las interpretaciones.
Periclitado, pues, el momento de los estudios de corte (inherente) inmanentista, la escuela francesa de análisis del discurso disponía de algunos mecanismos — aunque no de una metodología estable—para estudiar la obra literaria en función de su aparición en el tiempo y en el espacio. Citados anteriormente, la clave de nuestro método la vino a dar el enfoque establecido por van Dijk, y una serie de lingüistas: Wodak, y Meyer, Fairclough, que entendían cómo era de importante vincular la aparición de determinadas expresiones con el grupo social que las genera. La importancia del análisis de la ideología del discurso, sobre todo aplicada al plano político y mediático, nos abrió las puertas a una propuesta, si se quiere, un poco más atrevida pero, creemos, válida en la misma medida.
Partimos, por lo tanto, de una intención: aplicar un método de estudio de orígenes lingüísticos a un corpus literario. De todos modos, eso no supone ninguna novedad para la ya larga tradición de aplicación de teorías sobre el lenguaje natural como sistema comunicativo que derivan en una de las parcelas más elaboradas de la comunicación: la literatura.
En definitiva, no pretendemos nada que no se manifestara ya en el siglo III con los gramáticos alejandrinos, que continuó la filología de corte decimonónico y que con los críticos marxistas de la primera mitad del siglo XX se fortaleció en el terreno de la prospección ideológica. Ahora bien, todo ello estaba lastrado por una búsqueda constante de las contradicciones de clase —caso de Luckács—o un deseo de profundización sociológica —Goldman—que no buscaría los nexos lingüísticos que queremos ver entre la expresión y el contexto. Otros, como Althusser, generaron expectativas desde el psicoanálisis en relación con la fenomenología social y, por ende, de la literatura.
El análisis del discurso, sin embargo, nos acerca a unas propuestas de partida que se localizan en la “enunciación” del autor y en todos los aspectos que condicionan las circunstancias de esa enunciación. En ese punto los estudios culturales e históricos sobre el contexto nos pueden ayudar a entender en qué medida la enunciación de nuestro autor viene condicionada. Para ello hay que tener en cuenta, como hemos dicho, factores de orden social e histórico.
Estos, sin embargo, no son los únicos. Las aportaciones desde ámbitos exclusivamente literarios también se dejan notar. En este sentido nociones como “intertextualidad” y “polifonía” nos deberían abrir las puertas a determinadas concreciones a propósito de la expresión escrita por nuestro autor. No podemos olvidar que las aportaciones de Bajtín son esenciales para llegar a entender qué resonancias sociales y literarias se encuentran en la obra de García Márquez. A ello cabe sumar la posibilidad de anotar influencias de textos previos, en el sentido dado por Julia Kristeva al término, para fijar un tipo concreto de alusiones o influencias que nos lleven al terreno de lo escrito sobre lo escrito. Eso quiere decir para ver hasta qué punto García Márquez asume discursos literarios previos como forma de expresión.
En ese punto, adelantamos algunas intuiciones ya expuestas en estudios sobre el autor: la influencia de Faulkner o Heminway y el “realismo mágico” como forma de expresión tienen mucho que ver con el contexto americano y las lecturas del autor.
3.2. Falsos amigos parciales en el texto.
bigote vs bigot
bigote (esp.; sm.): “pelo que nace sobre el labio superior”. “El bigote denso de puntas retorcidas acentuaba la angulosidad de sus pómulos.”
bigot (rum.; sm., adj.): “beato, santurrón”. Fără să fiu bigot, obișnuiesc să merg des la biserică / Sin ser un beato, acostumbro a ir a menudo a misa.
cal vs cal
cal (esp.; sf.): “oxido de calcio. Sustancia alcalina de color blanco o blanco grisáceo que, en contacto con el agua, se hidrata o se apaga, con desprendimiento de calor, y, mezclada con arena, forma la argamasa o mortero”. “…echaron entre ellos ceniza apelmazada, aserrín y cal viva, el cementerio siguió oliendo a pólvora hasta mucho años después…”
cal (rum.; sm.): “caballo”. I-ar plăcea să practice călăria, dar nu are un cal / Le gustaría practicar la equitación pero no tiene caballo.
calle vs cale
calle (esp.; sf.): 1. (en una población) “vía entre edificios o solares”. “Salio a la calle en una ocasión, ya muy vieja, con unos zapatos color de plata antigua y un sombrero de flores minúsculas…”
cale (rum.; sf.): “camino, recorrido; dirección”. Sunt atât de nefericit, încât nu știu pe ce cale s-o apuc / Soy tan infeliz que no sé qué camino seguir en la vida.
carta vs carte
carta (esp.; sf.): 1. “papel escrito, y ordinariamente cerrado, que una persona envía a otra para comunicarse con ella”. “…recibieron el encargo de entregarla junto con una carta en la casa de Jose Arcadio Buendia…”
carte (rum.; sf.): “libro”. A luat o carte și s-a dus s-o citească în liniște pe o bancă în parc / Cogió un libro y se fue a un banco del parque a leerlo con calma.
cartero vs cartier
cartero (esp.; sm.): “persona cuyo oficio es repartir las cartas del correo”. “Quince días después se la devolvió el cartero que la había encontrada en su bolsa…”
cartier (rum.; sn.): “barrio”. Fără a fi un cartier de lux, oferă toate facilitățile / Aunque no es un barrio lujoso, ofrece todas las comodidades.
cintura vs centură
cintura (esp.; sf.): 1. “parte más estrecha del cuerpo humano, por encima de las caderas”. “…ella tenia alrededor de la cintura un cintillo que parecía hecho con una cuerda de violoncelo…”
centură (rum.; sf.): “cinto, cinturón”. Pentru ținuta asta mai ai nevoie și de o centură de piele neagră / Para ponerte eso necesitas también un cinturón de cuero negro.
cocina vs cocină
cocina (esp.; sf.): “cuarto o sitio de la casa en el que se guisa la comida”. “…entro a la cocina en el momento en que ella retiraba del fogón y ponía en la mesa una olla de caldo hirviendo.”
cocină (rum.; sf.): “pocilga” (también en sentido figurado). Camera voastră este o adevărată cocină, nu aveți de gând să faceți curat în ea? / Vuestro cuarto es una pocilga, ¿no tenéis intención de limpiarlo un poco?
compromiso vs compromis
compromiso (esp.; sm.): 1. “obligación contraída”. “Entonces saco el dinero acumulado en largos años de dura labor, adquirió compromisos con sus clientes, y emprendió la ampliación de la casa.”
compromis (rum.; sn.): “concesión”. E un lucru trist, dar, de-a lungul vieții, a trebuit să facă o serie de compromisuri pentru a-și construi o carieră / Es triste, pero, a lo largo de su vida, ha tenido que hacer muchas concesiones para poder construir su carrera.
concurrencia vs concurență
concurrencia (esp.; sf.): 1. “coincidencia, concurso simultáneo de varias circunstancias”. “…Aureliano Jose se dio cuenta de que el capitán Aquiles Ricardo, con dos soldados armados de fusiles, estaba cateando a la concurrencia.”.
concurență (rum.; sf.): “competencia”. Asta e o idee la care, cu siguranță, concurența nu s-a gândit / Esta es una idea en la que, a buen seguro, la competencia no ha pensado.
costumbre vs costum
costumbre (esp.; sf.): “hábito, modo habitual de obrar o proceder establecido por tradición o por la repetición de los mismos actos y que puede llegar a adquirir fuerza de precepto”. “Un frio interior que le rayaba las huesos y lo mortificaba inclusive a pleno salle impidió dormir bien varias meses, hasta que se le convirtió en una costumbre.”
costum (rum.; sf.): “traje”. Pentru recepție m-am gândit să îmbrac costumul negru / Para la recepción he pensado en ponerme el traje negro.
disgusto vs dezgust
disgusto (esp.; sm.): “sentimiento, pesadumbre e inquietud causados por un accidente o una contrariedad”. “Esa comprobación la alivio del disgusto que le causaba su altanería.”.
dezgust (rum.; sn.): “asco, repulsión”. Îmi provoacă dezgust reacțiile lui obraznice și simt cum îmi pierd răbdarea / Me dan asco sus reacciones tan impertinentes y noto que se me acaba la paciencia.
duda vs dudă
duda (esp.; sf.): “suspensión o indeterminación del ánimo entre dos juicios o dos decisiones, o bien acerca de un hecho o una noticia”. “…atormentado por la artritis y el insomnio de la duda, mientras los lagartos y las ratas se disputaban la herencia del templo vecino.”
dudă (rum.; sf.): “mora”. Când eram mic, obișnuiam să mănânc dude din dudul aflat în curtea bunicii / Cuando era pequeño solía comerme las moras del árbol que mi abuela tenía en el patio.
equipaje vs echipaj
equipaje (esp.; sm.): “conjunto de cosas que se llevan en los viajes”. “Todo su equipaje estaba compuesto por el baulito de la ropa un pequeño mecedor de madera can florecitas de calores pintadas a mano…”
echipaj (rum.; sn.): “tripulación”. Pilotul și toți membrii echipajului vă urează bun venit la bordul aeronavei / El piloto y todos los miembros de la tripulación les dan la bienvenida a bordo.
escenario vs scenariu
escenario (esp.; sm.): “parte del teatro destinada a la representación de un espectáculo”. “…las luces del improvisado escenario…”.
scenariu (rum.; sn.): “guión”. A primit marele premiu de la Cannes pentru cel mai bun scenariu de film / En Cannes ha recibido el premio al mejor guión adaptado.
estación vs stație
estación (esp.; sf.): 1. (en los ferrocarriles y líneas de autobuses o del metro) “edificio donde habitualmente hacen parada los vehículos. “…cuando llegaron a la estación final de la ciénaga, descendió del tren porque Fernando lo hizo.”
stație (rum.; sf.): “parada” (de autobús, trolebús o tranvía). În fața bisericii vei vedea stația de tramvai pe care o cauți / Delante de la iglesia verás la parada de tranvía que andas buscando.
falda vs fald
falda (esp.; sf.): “prenda de vestir o parte del vestido de mujer que cae desde la cintura”. “…le saco debajo de la falda la faltriquera de jareta donde había tres pesarios todavía sin usar…”
fald (rum.; sn.): “pliegue, doblez, arruga”. Își luase o rochie de prințesă cu foarte multe falduri și broderii / Se compró un vestido de princesa lleno de pliegues y bordados.
fiesta vs festă
fiesta (esp.; sf.): “día en que se celebra alguna solemnidad nacional, y en el que están cerradas las oficinas y otros establecimientos públicos”. “Una noche, el y los cuatro niños mayores hicieron una fiesta que se prolongo hasta al amanecer.”
festă (rum.; sf.): “mala pasada, faena; novatada”. Viața i-a jucat o festă trimițându-l în acel loc uitat de Dumnezeu / La vida le ha jugado una mala pasada enviándolo a aquel lugar dejado de la mano de Dios.
fortuna vs furtună
fortuna (esp.; sf.): 1. “suerte favorable”. “En vez de regresar a Roma con la imtempestiva fortuna […] Jose convirtió la casa en un paraíso decadente.”
furtună (rum.; sf.): “tormenta”. Avionul nu a putut ateriza din cauza furtunii care sa dezlănțuit / El avión no pudo aterrizar por culpa de la tormenta que se desató.
luto vs lut
luto (esp.; sm.): “signo exterior de pena y duelo”. “El rigor del luto por la muerte de Remedios había sido relegado a un lugar secundario por la mortificación de la guerra…”
lut (rum.; sn.): “barro, arcilla”. Îi place să colecționeze figurine de lut / Le gusta coleccionar figurillas de barro.
manta vs manta
manta (esp.; sf.): “prenda de lana o algodón, tupida y ordinariamente peluda, que sirve para abrigarse en la cama”. “Llego sin ruido, sin escolta, envuelto en una manta a pesar del calor…”
manta (rum.; sf.): “abrigo, gabán”; prenda militar: “capote”; para la lluvia: “impermeable/chubasquero”. Văzându-l pe copil zgribulit, căpitanul l-a acoperit cu mantaua sa / Al ver que el niño temblaba de frío, el capitán lo tapó con su capote.
mapa vs mapă
mapa (esp.; sm.): “representación geográfica de una parte de la superficie terrestre”. “La idea de un Macondo peninsular prevaleció durante mucho tiempo, inspirada en el mapa arbitrario que dibujo Jose Arcadio Buendía al regreso de su expedición.”
mapă (rum.; sf.): “carpeta, portafolio”. A scos imediat din mapă toate documentele pe care i le ceruse șeful său / Sacó enseguida de la carpeta todos los documentos que su jefe le había solicitado.
millar vs miliard
millar (esp. num.): “conjunto de mil unidades”. “…y un millar de invenciones mas…”
miliard (rum.; num.): “mil millones”. China a depășit demult un miliard de locuitori / China ha superado hace tiempo los mil millones de habitantes.
naturaleza vs naturalețe
naturaleza (esp.; sf.): 1. “conjunto, orden y disposición de todo lo que compone el universo”. “EL viernes, antes de que se levantara nadie, volvió a vigilar la apariencia de la naturaleza, hasta que no tuvo la menor duda de que seguía siendo lunes.”
naturalețe (rum.; sf.): “naturalidad, sencillez”. Nepăsător, i-a răspuns cu naturalețe că nu terminase proiectul / Lleno de indiferencia, le respondió con naturalidad que no había terminado el proyecto.
novela vs nuvelă
novela (esp.; sf.): “relato novelesco”. “…había leído de la primera página a la última, como si fuera una novela…”.
nuvelă (rum.; sf.): “relato; novela corta”. Tocmai i-a fost publicat ultimul volum de nuvele/ Justo acaban de publicar su último volumen de relatos.
nudo vs nud
nudo (esp.; sm.): “lazo que se estrecha y cierra de modo que con dificultad se pueda soltar por sí solo”. “…se convirtió en un nudo de esmeraldas y topacios…”
nud (rum.; adj. y sn.): “desnudo, al natural”. Este un pictor foarte apreciat pentru nudurile pe care le-a realizat / Es un pintor muy apreciado por los desnudos que ha realizado.
pariente vs părinte
pariente (esp.; sm.): (respecto de una persona) “cada uno de los ascendientes, descendientes y colaterales de su misma familia, ya sea por consanguinidad o afinidad”. “…el inexplicable conocimiento del mundo que tenía aquel pariente desolado.”.
părinte (rum.; sm.): 1. “padres (padre)”. A vrut mereu să fie un bun părinte și să-și educe bine copiii / Siempre quiso ser un buen padre y educar bien a sus hijos; 2. “sacerdote, cura”. Am mers azi dimineață la biserică și am primit binecuvântarea părintelui / Esta mañana he ido a la iglesia y el padre nos ha dado su bendición.
tumba vs tumbă
tumba (esp.; sf.): “lugar en el que está enterrado un cadáver”. “…el privilegio de conservarse intactos en la tumba…”
tumbă (rum.; sf.): “voltereta”. După mai multe tumbe și sărituri, copilul până la urmă s-a linișitit / Tras varios saltos y volteretas, el niño acabó al final tranquilizándose.
turno vs turn
turno (esp.; sm.): 1. “orden según el cual se suceden varias personas en el desempeño de cualquier actividad o función”. “…. esperaban el turno para que les interpretaran los sueños en la casa de enfrente.”
turn (esp.; sn.): “torre”. Prințesa a fost închisă în turnul cel mai înalt din palat / La princesa fue encerrada en la torre más alta del palacio.
3.3. Falsos amigos totales en el texto.
azote vs azot
azote (esp.; sm.): “instrumento de suplicio formado con cuerdas anudadas y a veces erizadas de puntas, con que se castigaba a los delincuentes; látigo, flagelo”. “…estuvo punto de perecer bajo el azote de las fieras…”
azot (rum; sn.): “nitrógeno, ázoe”. Azotul constituie 78% din atmosfera Pământului / El nitrógeno constituye el 78% de la atmósfera de la Tierra.
betún vs beton
betún (esp.; sm.): “mezcla, líquida o en pasta, de varios ingredientes que se usa para poner lustroso el calzado, especialmente el de color negro”. “…el olor de betún de las botas del militar…”
beton (rum.; sn): “hormigón”. Construcțiile din beton sunt foarte rezistente / Las construcciones de hormigón son muy resistentes.
brocha vs broșă
brocha (esp.; sf.): “escobilla de cerda atada al extremo de un mango, que sirve especialmente para pintar”. “…una lata de engrudo y un brocha…”
broșă (rum.; sf.): “broche”. I-a făcut cadou mamei sale o broșă de aur / Le ha regalado a su madre un broche de oro.
carroza vs căruță
carroza (esp.; sf.): “coche grande, ricamente vestido y adornado”. “…las carrozas de los virreyes.”
căruță (rum.; sf.): “carro”. Mai avem de încărcat și căruța cu fân / Todavía nos falta por cargar el carro de heno.
cimiento vs ciment
cimiento (esp. sm.): 1. “parte del edificio que está debajo de tierra y sobre la que estriba toda la fábrica”. “…reforzó los cimientos mellados…”
ciment (rum.; sn.): “cemento”. E un zid din ciment și cred că îți va fi greu să-l dărâmi / Es una pared de cemento y creo que te costará trabajo tirarla.
fila vs filă
fila (sf.): “serie de personas o cosas colocadas en línea”. “…una noche vio pasar por el cielo una fila de luminosos discos anaranjados.”
filă (sf.): “hoja, página”. Studia cu mare atenție, filă cu filă, cartea dăruită de mama ei / Estudiaba con gran atención, hoja a hoja, el libro que su madre le había regalado.
nuca vs nucă
nuca (esp.; sf.): “parte alta de la cerviz, correspondiente al lugar en que se une el espinazo con la cabeza”. “Tenia una frondosa cabellera de mujer enrollada en la nuca con una peineta…”
nucă (rum.; sf): “nuez”. Nuca este un fruct cu o importantă valoare nutritivă și terapeutică / La nuez es un fruto de importante valor nutritivo y terapéutico.
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